Aviones 2: Equipo de rescate

Crítica de Néstor Burtone - Otros Cines

Cajita feliz

Estrenada aquí hace poco menos de un año y basada en una operación de “antropomorfismo motor” similar al de Cars, Aviones tenía a una avioneta fumigadora cumpliendo el sueño de ganar una prestigiosa carrera alrededor del mundo. No había espacio, al menos narrativamente, para una posible secuela, pero 220 millones de razones (todas verdes) la hicieron posible, por lo que ahora llega a la cartelera argentina Aviones 2: Equipo de rescate.

El film comienza con un racconto de lo ocurrido previamente, para luego pasar a un presente poco venturoso para el protagonista, quien sufre un problema en el motor que le impide acelerar a máxima potencia, obligándolo a retirarse de las competencias. Por esas casualidades tan propias de este tipo de películas, justo después se desata un incendio en el aeropuerto que evidencia el carácter obsoleto de las medidas de seguridad. Se necesita, entonces, un nuevo avión hidrante. El elegido para entrenarse en una patrulla antiincendios será, claro, nuestro protagonista.

Lo anterior es la excusa ideal para la inclusión de nuevos personajes coloridos (helicópteros, grúas, aviones…) que lucen demasiado calculados para la explotación comercial por fuera de la pantalla antes que con una justificación cinematográfica. Esto porque Aviones 2, más allá de algunos chistes que funcionan (como, por ejemplo, el de la versión “helicóptera” de Cops), es una fábula ecologista acerca del cuidado del medioambiente y del trabajo mancomunado por sobre el grupal. Previsible, por momentos disfrutable y visualmente deslumbrante, surge como la combinación ideal para una cajita feliz.