Avengers: Endgame

Crítica de Rodrigo Seijas - Fancinema

LÍNEA DE TIEMPO MARVEL

Si Avengers: Infinity War funcionaba como un final de temporada con un enorme cliffhanger, podría decirse que Avengers: Endgame es el gran cierre de la serie –o más bien, de una etapa creativa-, por más que esté clara la intención de continuar con el Universo Cinemático de Marvel. Pero ambas, por más que se necesiten entre sí, que en buena medida dependen una de la otra, representan en buena medida opuestos no tanto estilísticos como narrativos.

Tanto la primera escena como la última de Endgame presentan un tono claramente íntimo, personal, que indican otro tipo de apuesta en el relato, más centrada en la carga simbólica y especialmente afectiva que compone a los personajes, que en las decisiones del guión, que era lo que se imponía en Infinity War. El gran mérito de Joe y Anthony Russo, cuando tienen que ir desplegando todas las tramas y subtramas, es privilegiar a los personajes y, dentro de esa elección, saber establecer un recorte donde los que quedan al frente es la primera generación de Vengadores. Antes que nada, esta es la película de Iron Man, de Capitán América, de Viuda Negra, de Hawkeye, de Thor, que son personas que no solo ponen en juego sus capacidades heroicas, sino también sus legados y responsabilidades.

Por eso la primera hora de Endgame se estructura alrededor de la desolación, la angustia y la pérdida. Como nunca antes en el subgénero de superhéroes, lo que vemos son las consecuencias de la derrota y la consciencia de ella por parte de los protagonistas, la necesidad de seguir adelante, de olvidar o al menos encontrar nuevos propósitos, pero también la imposibilidad de lograrlo. Contra los prejuicios, son estos pasajes los más interesantes y logrados del film, no solo por los riesgos tomados, sino también por las formas: los instantes de soledad, los espacios vacíos que delatan las ausencias, los raptos de humor que solo disfrazan el dolor. Endgame se toma su tiempo para precisamente hablar del tiempo, de cómo los personajes cargan con la mochila del fracaso.

Pero Endgame debe, lógicamente, cambiar, mutar para ir hacia otro lugar y por eso entrando en su segunda hora se transforma en una película de robos, aventuras y viajes en el tiempo, donde el gran referente –aun desde la ironía- es Volver al futuro. Esa cita no es mero guiño, es más una declaración de principios, porque hay un componente esencial de esa saga que se toma prestado y es el de la melancolía, el saber que se interviene en un pasado que –para bien y para mal- ya no puede cambiarse o hacerse presente. Lo llamativo es que es las decisiones del presente donde el film empieza a hallar algunas dificultades, principalmente desde la empatía: hay eventos dramáticos, de alto impacto, donde los Russo no llegan a conmover, quizás porque lo que prevalece es la mirada hacia atrás, esa materialidad que les otorga carnadura a los personajes y no tanto lo que llevan a cabo en ese aquí y ahora que ya está mirando un poco hacia el futuro.

Llamativamente, el despliegue de una línea de tiempo cinematográfica que es Endgame no se construye tanto desde la acción, sino desde el suspenso dramático y el puente que se establece hacia el cierre desde lo épico no llega a ser todo lo fluidamente necesario. Ahí es donde queda claro que el Universo Cinemático de Marvel es gigantesco y la película paga el costo –del cual se hace cargo, hay que reconocerlo- de privilegiar el arco narrativo de un puñado de personajes, mientras que la mayoría quedan relegados a roles de herramientas del guión o de declaraciones ideológicas bastante subrayadas –hay una escena plagada de discursividad feminista bastante torpe-. Cuando el film vuelve a lo íntimo, a lo personal, no solo es más efectivo, inteligente, sutil y hasta conmovedor, sino que ratifica con herramientas nobles el inmenso poder de Marvel Studios: de la mano de la visión de Kevin Feige y de un carisma indestructible de los actores, supo construir una textualidad propia, separada de los cómics originales y hasta en cierto punto inimitable. Avengers: Endgame es el final de todo, pero también el principio de todo, porque Marvel Studios en este momento es infinito.