Avengers: Endgame

Crítica de Diego Alvarez - Cuatro Bastardos

[REVIEW] Avengers: Endgame.
Entre tragedia griega, sacrificios, aventuras y epicidad culmina una Era. La nueva Era Dorada de los Superhéroes.
Hablar del Marvel Cinematic Universe sin hablar de más de una veintena de películas sería ilógico. Esto es un nuevo hito en la historia de la cinematografía mundial.
Ya no hay lugar para el crítico de pelo gris que habla sobre un film en particular y lo analiza reflotando vieja poesía o clásicos inoxidables. Esto es una franquicia que, si no se ve como se debe (ergo, TODAS LAS PELÍCULAS QUE LA COMPONEN), no se disfruta. No se siente. No se vive.
Y no son secuelas, son partes de un todo. Es como leer cómics, y el lector asiduo lo sabe: si te perdiste un tie-in, literalmente te perdiste una parte de la historia o el evento del momento.
Pero como dijo Samuel L. Jackson en su papel de Nick Fury allá por el 2012 en Avengers: «Hubo una idea. Reunir a un grupo de seres extraordinarios…».
Esta frase podríamos ponerla en la boca de Kevin Feige, el gran ideólogo del nuevo cine superheroico. Un cine que mueve masas. Seas fan (y es la Era de los Fans) o no, no podés quedar afuera de estos eventos.
Recuerdo una pareja de personas de más de 50 (diría 60) años que estaban delante mío en la fila para sacar una entrada, allá por el 2012, y ver esa nueva película de Marvel. Se preguntaban sobre los personajes, que quién era quién o cuál. Ahí llegué a entender, por vez primera, el aparato que se estaba creando y la magnitud que tendrían estas hazañas.
Y todo comenzó con una «idea». Iron Man (2008) no sólo reflotó la carrera de un ex-adicto Robert Downey Jr., sino que hizo que Tony Stark y el actor fuesen indistinguibles. No se sabe donde comienza el actor y termina el personaje.
Tanto es así que mucha de la impronta de «Robertito» fue a parar a las viñetas que salieron luego de esta película.
Kevin Feige, Marvel y Disney supieron plasmar un cómic en la pantalla grande y, la mayoría de la gente que nunca leyó un historieta, ahora se ve inmersa en una. Probablemente sin darse cuenta. Esa es la magia del Universo Cinemático Marvel. Y esta semana, llega a su fin. Un fin con un sabor agridulce.
Todo concluye al fin…
Luego de los eventos de Avengers: Infinity War (2018) el mundo quedó abatido. Nuestros héroes (los que quedaron vivos) tratan de sobrellevar la pérdida de la mejor manera que pueden. Hasta que un nuevo brote de esperanza vuelve a levantarlos de la silla para iniciar el camino que los llevará a la redención y al sacrificio.
Hablar de Avengers: Endgame es MUY difícil. Ya lo escucharán o leerán en otros colegas también, por eso voy a tratar de contar mi experiencia y lo que pueden llegar a esperar del film.
La película tiene tres tramos muy marcados: el primero sería el recorrido del duelo que nuestros héroes y toda la humanidad tiene que atravesar luego del chasquido de Thanos. La segunda, más «aventurera» y, la tercera, el conflicto final.
Estos tres arcos tienen en sí mismos sus propios ejes y conflictos pero, también, interactúan entre sí. Esto es lo mágico que hicieron los hermanos Russo y como Avengers: Endgame es una carta de amor y un cierre brillante a la tercera fase del MCU (aunque digan que Spiderman: Far From Home en realidad es el cierre).
La película está llena de referencias y personajes. No solo de las películas para el cine, sino de todo el MCU en su totalidad. Hay momentos que recorren de una u otra manera estos 11 años de andamiaje fílmico y comiquero.
Allí, donde nadie pudo lograrlo, siempre estuvo Marvel. Y por eso estos 11 años se ven reflejados en 3 horas de metraje. 3 horas que no parecen tales y que les da un cierre definitivo a esta Saga del Infinito y abre varias puertas hacia un futuro incierto. Pero si siguen en el mismo camino, tendremos MCU para rato.