Avatar: el camino del agua

Crítica de Carolina Sanguineri - Sin Intervalos

Hoy se estrenó la esperadísima secuela de uno de los films más taquilleros de la historia del cine en todo el mundo: “Avatar 2: el Camino del Agua”, dirigida y co-escrita por James Cameron, y nos sumergimos una vez más en el mundo de Pandora.

Jake Sully (Sam Worthington) sigue liderando al clan Omaticaya de los Na’Vi, junto con la gran cazadora, su esposa, Neytiri (Zoe Saldaña). Ha pasado cierto tiempo desde la última batalla con los humanos, y su familia se ha agrandado, dando paso a nuevos aprendizajes y retos, pero ninguno como el que un día les llega: la Gente del Cielo vuelve, y con ellos sus naves, armas, robots y codicia sin fin, más fuertes, sagaces y hábiles que nunca. Entre los atacantes, se encuentra un viejo enemigo de Jake, que tiene cuentas pendientes con él. Sully debe encontrar la forma de proteger a los Na’Vi, y, especialmente a su familia, de la sumisión, y para eso, es necesario decidir si escapar o luchar hasta el final. ¿Cuánto costará vencer a la Gente del Cielo? ¿Podrán Jake y Neytiri pagar el precio?

Esta superproducción, sumada a su antecesora, “Avatar” (2009), sube el estándar en lo que es estética, efectos, CGI, y la combinación de todo esto para armar algo inolvidable. La actuación, al reseñarse, casi no puede separarse de todo lo técnico, porque se sabe que los actores, para grabar sus escenas, realizan sus performances en un estudio vacío, lleno de paneles azules. No hay nada en el mercado del entretenimiento que logre integrar tan fluidamente el arte de los intérpretes con tan exquisita parafernalia de recursos tecnológicos. La posproducción, responsable absoluta de esta integración, convierte objetos sueltos, no solo en un “todo”, sino en una bellísima experiencia multisensorial para el espectador.

Dejando de lado la excelencia de la técnica, las performances de los y las intérpretes, aunque algo apuradas por la dirección, son, en general, muy memorables. Destacamos, sobre todo, las de Sigourney Weaver (“Kiri”), Kate Winslet (“Ronal”) y Stephen Lang (“Quaritch”). A medida que se expande el Universo de esta historia, la importancia de los personajes de Worthington y Saldaña decrece, sin extinguirse, pero dejando lugar para el crecimiento de otras presencias - eso es algo lindo de ver. Pero… al cobrar relevancia el concepto de la familia, más que solo personalidades individuales, se necesita más tiempo para contar la experiencia de todos. La ambición rompe el saco: esto termina apurando el desarrollo de la trama y, por momentos, entorpece el entendimiento de todo lo que sucede (que es mucho). Apurándolo, y todo… el film dura casi 3 horas.

Por otro lado, “Avatar 2: el Camino del Agua”, con tantas expectativas detrás, tiene el deber de conectar la primera película con toda una historia más grande. Así, se construye gradualmente, y los personajes tienen más matices, sin ser simplemente “buenos” o “malos”. La trama y el guion no son infalibles, lamentablemente, y el espectador puede (o no) perderse en pequeños detalles que no son aclarados, o lo suficientemente profundizados. Sin embargo, se nota una espectacular habilidad para conectarla con el resto de la saga “Avatar”, que ya tiene planeados 3 estrenos más.

Para finalizar, hay que aclarar que la belleza de la temática del film, relacionada con el agua, los seres submarinos de Pandora, etcétera, son increíbles. El diseño y la animación de todo el escenario en que se encuentran los personajes dejan boquiabierto hasta al más escéptico. Las texturas son casi palpables, la música es perfecta y la ambientación fluye naturalmente; la creatividad presente en este film abruma de tan bella que es, y la frutilla del postre es que hasta la creación de nuevos personajes está combinada con buena asesoría científica (en la adaptación de la anatomía de los cuerpos en base al ambiente en donde crecen). No tiene fallas.

Personalmente, vi esta película en 4D. Más allá de que es una excelente experiencia, lo principal es verla en el cine, ya sea en 2D, 3D, 4D... La belleza está en las texturas, los paisajes, y las inmensidades. ¡A aprovechar! Recomendada con mucho entusiasmo para ver en estas fiestas.

Por Carole Sang