Ausente

Crítica de Marcelo Cafferata - Revoleando Butacas

Gris de Ausencia

Martín (Javier De Pietro, en su debut cinematográfico, un verdadero hallazgo) siente una molestia en un ojo y suspende su clase de natación. Su profesor (Carlos Echevarria a quien hace poco vimos en "Desbordar") trata de ayudarlo. Pero al seguir refiriendo una molestia, decide acompañarlo a una revisión de rutina.
No hay de qué preocuparse, la médica no encuentra problema alguno, sólo que una vez finalizada esta revisación, las cosas parecen complicarse: un arreglo de ir a dormir a la casa de un amigo parece haber quedado trunco por irse antes de la clase y aparentemente Martín no tiene dónde ir a dormir. Su profesor quizás presionado por darle una solución al tema y después de algunos mínimos "rodeos" lo invita a ir a dormir a su casa. Martín acepta gustosamente.

Todo parece casual pero nada lo es. Y ahí comienza a desplegarse la verdadera historia de "Ausente".

Al día siguiente, cuando la madre se presente en el Colegio para preguntar si alguien tiene algún dato del paradero de su hijo, porque no ha ido a dormir a su casa ni tampoco estaba en la casa del compañero donde le había dicho que iba a ir a dormir, el profesor comenzará a darse cuenta de la mentira intencional de Martín y sus efectos.
A partir de ese momento, la trama establece una permanente tensión entre los dos protagonistas, un juego de acercamientos y rechazos, de seguridades y de dudas, terreno en el que Marco Berger, aún con una cierta morosidad que le imprime al relato, logra hacer entrar en el juego al espectador, y en ese espacio de lo no dicho, es en donde el guión se mueve más acertadamente.

Después de su ópera prima "Plan B", el director continúa en el mismo sentido que en su opus anterior, con su exploración de géneros y terrenos poco visitados en el reciente cine argentino. Es evidente que "Ausente" no es una película que precisamente siga las reglas del cine mainstream o más comercial sino que Berger logra establecer un ritmo particular, que si bien no es apto para todos los públicos, tiene un estilo claramente definido que será seguramente la marca registrada del realizador y sus seguidores.

Pero justamente en esa delicada estructura, en el misterio que se va develando muy lentamente, en la indefensión que le provoca el juego de inseguridades a ese profesor cuyo alumno lo pone en jaque, reside la particularidad y la riqueza de esta pequeña gran película de casi dos personajes en búsqueda de su identidad.
Es interesante la mutación que se produce en los roles de poder como es el de docente-alumno, donde aquí se ve subvertido justamente por un alumno que pretende avanzar sobre su profesor. Dos figuras masculinas fuertes y débiles a la vez, solamente interceptadas por los roles femeninos del film (a cargo de Antonella Costa y Rocío Pavón) quienes operan desde un rol más formal que afectivo para hablar de los sentimientos de los protagonistas.

Una historia que va desde momentos con tintes de thriller psicológico, otros donde cuenta una historia de amor con un deseo "prohibido" hasta tomar algunos ribetes de drama pasional -aunque sin la exhacerbación sexual- al estilo Almodovariano.
También comparte con este director el detenimiento en la desnudez de los cuerpos, que van enhebrando diversos detalles de la historia, van trazando por si solos ciertos diálogos y relaciones, miradas y gestos, que comunican y expresan quizás mucho más que lo que los protagonistas pretenden poner en palabras.
Hay un lenguaje corporal que Berger maneja perfectamente y la marcación de los actores apunta a ese juego de miradas, escarceos, insinuaciones e incógnitas que incluso hacen dudar por algunos momentos de lo que siente ese profesor profundamente confundido ante el descubrimiento de las verdaderas intenciones de su alumno.

Sobre la recta final, un hecho puntual que no conviene revelar, redefine el drama de los personajes y quizás cada uno vaya encontrando su propio camino.
Berger ya ha encontrado holgadamente el suyo dentro de una nueva corriente del cine nacional, que trata de subrayar menos y de ahorrar palabras para que la imagen pueda hablar por si misma. Que en definitiva la ausencia se haga, paradójicamente, una fuerte presencia, que ayude a cerrar el rompecabezas de identidades y sentimientos.

Ganadora del Premio Teddy 2011 a la 'Mejor Película LGTB' de la Berlinale, "Ausente" se convierte en un estreno nacional diferente tanto por su temática como por la cadencia narrativa con la que el director elige contar la historia.