Atrapada

Crítica de Ulises Picoli - Función Agotada

Al maestro con cariño (elegía)

No es sencilla esta crítica acerca del maestro John Carpenter. Es que a lo largo de los años John ha sido uno de los pocos directores que ha logrado encumbrarse en un género difícil de por si, el del terror. No existen demasiados directores que hayan forjado a lo largo de la historia un vínculo tan fuerte con este género y que además, hayan tenido más aciertos que caídas.

Antes de hablar de Atrapada (ya llegaré a eso) se debe establecer que quién está detrás de cámaras es un grande (en serio) del terror. Porque este director que a fines de los 70 y principalmente en los 80 se convirtió en un clásico, se fue diluyendo a lo largo de los 90, perdiendo cada vez más espacio en el cine. Claro que no por eso ha dejado de ser un director de culto para los amantes del género (entre los que me incluyo).

Es que John ha sabido entregar verdaderas joyas del horror.

Enigma de Otro Mundo (The Thing para los amigos) es quizás la mejor película de terror de todos los tiempos. Y junto con El príncipe de las Tinieblas y En la Boca del Miedo conforman la trilogía del Apocalipsis, un trinomio difícil de superar. Pero si además le agregamos que dirigió: Halloween, Christine, Vampiros, La Niebla, Fantasmas de Marte... estamos hablando de una figura insoslayable del cine.

¿Porque hablar tanto del pasado cuando deberíamos hablar de Atrapada? Porque en ocasiones, los pergaminos no alcanzan. No es que Atrapada sea una mala película, pero no sobrepasa la medianía, deja sabor a poco. Y considerando que hace unos años en su capítulo de Masters of Horror (en TV) "Cigarette Burns" entregó una pequeña joya, era difícil no aguardar ansioso este regreso a la pantalla grande.

En Atrapada conviven señales de su autoría, la mujer hawksiana a la que nada detiene y que se sobrepondrá constantemente (la elección de Amber Heard en el papel principal es un acierto), una narración clásica y sopesada, y principalmente, su fascinación por el encierro dentro de una institución (la comisaría en Asalto al Precinto 13, la iglesia en Príncipe de las Tinieblas o el laboratorio en Enigma de otro Mundo).

Pero no alcanza con regodearse en la cinefilia cuando un film de terror no da miedo, donde el efecto de sonido es el recurso para asustar, cuando la vuelta de tuerca final (aunque con algo de lógica) parece una resolución blanda y conformista.

Solo recordando hace unos años(es cierto, son bastantes) la última escena de El Príncipe de las Tinieblas en donde el horror queda latente, agazapado para explotar, y ver esta conclusión con golpe de efecto básico y obvio, no puede uno más que lamentar este paso en falso del maestro.

Puede que Carpenter este tratando de adecuarse a estos tiempos, que busque el golpe al rostro en vez de trabajarnos lentamente... esperemos que no, el siempre moribundo género del terror lo necesita. Nosotros también.