Atómica

Crítica de Matías Gelpi - Fancinema

PRETENSIONES ATÓMICAS

Antes de definir los elementos que hacen que Atómica no funcione del todo, es conveniente enterarnos de algunas cuestiones de su director David Leitch. Originalmente doble de riesgo, es socio de Chad Stahelski (director de Sin control, mejor conocida como John Wick) con quien fundó la productora 87 eleven. Antes de Atómica dirigió algunas escenas de John Wick y un corto promocional de Deadpool, además será el director de la próxima Deadpool 2. De alguna manera todos estos ítems de la biografía cinematográfica de Leitch se reflejan en el resultado final de la película protagonizada por Charlize Theron. Estamos ante un cine de acción muy físico que muchas veces apunta toda su atención a la pura forma.

Rápidamente y sin matices podríamos definir a Atómica como una cruza entre John Wick y las películas de Jason Bourne, porque a esa plasticidad cool de John Wick le agrega un despliegue físico brutal (el trabajo de Theron en ese sentido es impecable), golpizas con vértigo y realismo, que hacen que a cada golpe que vemos nos tapemos la boca para comprobar que nuestros dientes siguen en su lugar.

Sin embargo, la verdad de Atómica está en otro lado, en la pesada trama de espías en el fin de la Guerra Fría a la cual se aferra innecesariamente. Probablemente es material proveniente de la novela gráfica en la que se basa, o es un elemento que intenta darle relieve a una película que lamentablemente exigía cierta libertad poética. Todo lo que se nos cuenta acerca de dobles y triples agentes tiene tal peso que termina funcionando como un ancla para la acción. Atómica, que se vende como un film explosivo, es más bien una película aburrida y contenida, como si Leitch no hubiera aprendido las lecciones de los hallazgos de John Wick como film de acción moderno; esto es: contundencia, novedad y una trama que avanza al ritmo de las escenas de acción, que nunca se queda atrás ni se repite.

Por el contrario, el director está demasiado ocupado por que su película sea un largo videoclip reluciente; agarra este personaje duro y medio osco que la buena de Charlize viene construyendo hace unos años desde Prometeo, pasando por Mad Max y hasta por Rápido y furioso 8, y le agrega el color de los tardíos años 80, un toque de 007 y mucha música buena, obvia y no tanto, para condimentar cualquier ocasión por más cotidiana e irrelevante que sea. Lo que importa es la pose, con lo cual, sobre todo en la segunda mitad, Atómica acumula videoclip tras videoclip, vuelta de tuerca tras vuelta de tuerca y muy poco de la acción catalizadora que necesita una historia estancada. Es ese tipo de cancherismo que hace que una película repleta de estímulos se vuelva tediosa.

Es así como la película que se perfilaba como la John Wick femenina es apenas un reflejo de nuestra esperanza. Un pálido 1 a 1 con Venezuela de local con música de los redondos en la previa.