Atómica

Crítica de Jorge Bernárdez - Subjetiva

Atómica, de David Leitch
Por Jorge Barnárdez

Hace un tiempo en una Comic.com, se la vio a Charlize Theron exaltada y gritando: ¡Podemos ser mejores y más eficientes que los hombres! La situación se produjo pocos minutos después de que la actriz presentara un teaser de Atmic Blonde -que es el título real de Atómica– y todo eso porque la película no solo es protagonizada por la estrella africana sino que además fue producida por ella.

Tomando como base el cómic book The Coles City, la película se orienta a narrar con mucho ritmo una historia en los días finales del muro de Berlín, con espías que voy vienen de un lado al otro del muro. Lorraine Broughton (Theron) es una agente inglesa que debe ir a Berlín para conseguir una lista de agentes que trabajan para Occidente y que si en esa época de confusión llega a caer en manos equivocadas, puede hacer que todo estalle por los aires. El hombre que tiene esa lista es un agente instalado en el lado Oriental desde hace años es poco másque un salvaje y hay que decir que James McAvoy está realmente desatado interpretando el rol.

Bueno, no se necesita decir que si a ese dúo se le agregan espías rusos bestiales, música pop/tecno de la época y una buena dosis de violencia, tenemos una película interesante. A todo lo ya mencionado hay que agregar que se asiste a un verdadero festival de Charlize, algo de lesbianismo y un par de desnudos integrales, por lo que tenemos casi la película ideal. No es totalmente perfecta porque la trama por momentos se vuelve ripiosa, pero el carisma de Theron lo puede todo y levanta por encima de la media a una película que cuando no está Charlize en cámara, parece una del montón.

ATÓMICA
Atomic Blonde. Alemania/Suecia/Estados Unidos, 2017.
Dirección: David Leitch. Intérpretes: Charlize Theron, James McAvoy, Eddie Marsan, John Goodman, Toby Jones, Sofia Boutella, Bill Skarsgård, Til Schweiger y Barbara Sukowa. Guión: Kurt Johnstad. Fotografía: Jonathan Sela. Música: Tyler Bates. Edición: Elísabet Ronaldsdóttir. Diseño de producción: David Scheunemann. Duración: 115 minutos.