Atenas

Crítica de Silvia Molina - Cinergia

Cuando el cine filma la realidad

Atenas es la nueva película del director y escritor César González (Diagnóstico Esperanza, 2013), (¿Qué puede un cuerpo?, 2014), quien tiene una atracción por llevar a la pantalla grande el mundo que hay detrás de las villas. En esta nueva entrega, como no podía ser de otra manera, la historia está contada desde la mirada de una persona que lo único que quiere es reinsertarse en la sociedad, a pesar de no haber hecho las cosas bien.

Después de haber salido de la cárcel, tras estar cuatro año y seis meses, lo único que desea es obtener otra oportunidad para no repetir su pasado. Ahora, la pregunta es: ¿Podrá lograrlo o la sociedad la condenará para siempre? Pese haber cumplido su condena.
Pérsefone (Débora González) es una joven de apenas 20 años, que sale de estar presa, tras haber cometido un delito por robo a mano armada, en un local de Flores. Al salir en libertad de la penitenciaria de Ezeiza, con una bolsa en la mano que contiene alguna de sus pertenencias, camina sin rumbo alguno sin saber qué hacer, ni a dónde ir. Creo, a veces, que las personas que están presa de su libertad, se sienten más contenidas adentro que afuera, ya que la estigmatización y la mirada condenatoria, por parte de la sociedad, los acecha sin disimulo.

“Estoy triste”, dice Perse (así la apodaron después, ya que su nombre resultaba largo y difícil de pronunciar para algunos) ante la psicóloga que visita, para sentirse un poco más comprendida, ante tanta adversidad que pasa esos días fuera de la rutina carcelaria. “Estoy triste”, dice con la cabeza agacha y no hay respuesta del otro lado. Esa escena es fuerte e impactante. Ahí se puede ver el fiel reflejo de la sociedad (sobre todo de una profesional) que se hace a un lado cuando una persona cuenta lo que verdaderamente siente. Los problemas no solamente pueden terminar en lo material, la psiquis también es importante y hay gente que todavía no lo entiende.

Tras ese encuentro con la psicóloga y a pesar de haber salido bastante mal de ahí, conoce a una mujer que desde el primer momento que la conoce, le brinda un apoyo y contención, ofreciéndole un lugar en su casa, sin malas intenciones. Junto a ella pasa unos días menos tristes y comienza a rehacer su vida de a poco. Salen a buscar trabajo y también un poco de comida. Se hace difícil, teniendo en cuenta que las dos pasaron años de su vida en la cárcel. Comienza la estigmatización, la discriminación y desesperación.

Ante la vulnerabilidad de una persona que no tiene absolutamente nada, aparecen quienes sacan provecho de ahí, con la intención de satisfacer sus deseos personales y sobre todo sus bolsillos a costa de los demás, sin importar que pase después. Atenas retrata todo eso: el abuso de poder, las diferencias entre clases sociales, la exclusión y la marginalidad que existe, lamentablemente, en personas que tienen bajos recursos.

La película más bien no despliega grandes aires, está filmada muy caseramente y eso hace que sea aún más buena porque coindice con lo que te están contando. Hay primeros planos que trasmiten la sensación de tristeza que hay en los ojos de esos personajes, con la intención de generarte algo: incomodidad y alguna que otra sensación que los dejará con sabor amargo. César González retrata perfectamente la vida que se lleva en las villas,