Astrogauchos

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Emilio Castillo es un chico joven, que enseña en la Universidad y armó un proyecto espacial para llegar a la Luna antes que las superpotencias de turno. Estamos en la década de los "60, gobierna un militar, Juan Carlos Onganía, y parecen darse las condiciones para que Castillo cumpla su proyecto, integre un Ministerio de Asuntos Espaciales y, aunque resigne un cargo alto, pueda cumplir como viceministro su sueño de años.
Dentro de una línea con la que Martín Rejtman ("Silvia Prieto"), Diego Lublinsky ("Hortensia") o July Massacesi ("Cabeza de pescado") desafiaron el realismo, Matías Szulanski se adscribe ya con títulos como "Pendeja, payasa y gorda", aquella comedia lunática y con locuras feministas
La idea era buena. "Astrogauchos" se ubica también dentro de una línea extravagante y loca pero con un guion débil, flojo en los diálogos y que se desmorona con facilidad.
Original en su forma, con un diseño visual, una estética que la destaca (Sandra Iurcovich), el filme hace agua por su falta de solidez en el desarrollo y concreción de los contenidos, que se pierden a medida que avanza el metraje y se repiten situaciones y conceptos.

ABSURDO COMO GUIA
Un elenco joven acompaña bien al protagonista, Ezequiel Tronconi, y a Laura Laprida ("Historia de un clan"), la pareja de Emilio Castillo, destinado a sufrir los devaneos de su patrón (Alberto Suárez) y las interminables vueltas de la burocracia.
Con el absurdo como guía, mientras se construye un cohete que nunca va a despegar y su escritorio se llena de secretarias, el protagonista, influído por su jefe que divaga con películas de gauchos galácticos, sueña con nativas emplumadas que hablan en guaraní. "Astrogauchos" se va apagando luego de un comienzo brillante, con poco humor, bien elegidas locaciones, estupendas incursiones musicales y una troupe de señoritas mandonas que se aglutinan ante un semihéroe derrotado por la burocracia de su país.