Así habló el cambista

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

Un oficio oscuro

Así Habló el Cambista (2019), el quinto largometraje del realizador uruguayo Federico Veiroj, conocido por Belmonte (2018) y La Vida Útil (2010), es la adaptación de la novela homónima de Juan Enrique Gruber, la primera obra del autor de El Abeto, un texto publicado en 1979 que nunca fue reeditado.

Humberto Brause (Daniel Hendler) es un cambista de Montevideo sin escrúpulos que trafica dinero a través de la financiera que le arrebató a su suegro, Schweinsteiger (Luis Machín). Metido hasta el tuétano en operaciones turbias que involucran a los políticos uruguayos, termina aceptando dinero de las organizaciones revolucionarias argentinas y de los terratenientes brasileños en una doble maniobra muy riesgosa para su vida, signada por una codicia sin límites.

El film sigue la formación de Brause como cambista a partir de su rol como ayudante y mano derecha de Schweinsteiger en su financiera. El rastro de avidez por el dinero lo conduce a una vida delictiva de lavado y tráfico de divisas que lo relaciona con la política y con los poderosos de su país y las naciones limítrofes. Situada en las décadas del cincuenta, sesenta y setenta, Así Habló el Cambista analiza el rol de los cambistas en las corridas cambiarias y en las crisis económicas de Uruguay y Argentina, su instinto de oportunidad y la falta de ética, moral y empatía de estos auténticos sociópatas al margen de la ley.

Toda la película se centra en el personaje de Brause, un hombre patético que pasa por la cárcel, traiciona a su suegro y hace infeliz a su mujer, Gudrun (Dolores Fonzi), y a sus hijos, que a su vez lo desprecian por su distancia y sus acciones. Daniel Hendler realiza una buena labor en su papel y Luis Machín también se destaca como su mentor. Dolores Fonzi, Germán de Silva y Benjamín Vicuña completan el elenco. El guión a cargo de Veiroj junto a Martín Mauregui y Arauco Hernández, también director de fotografía, se adentra en la existencia privada y pública de Brause para desentrañar sus miserias, su fría vida sin amor ni cariño, su matrimonio sin sentido, sus obsesiones y la volatilidad de una época plena de violencia autoritaria y aventuras revolucionarias. La música de Hernán Segret agrega el suspenso y el clima necesario a un film que maneja muy bien los tiempos de un relato creíble.

Veiroj construye un film eficazmente ambientado en Uruguay, Brasil y Argentina que crea buenas escenas que remiten a las diferentes estafas que los latinoamericanos estamos acostumbrados de parte de los gobiernos que se asumen liberales y sus aliados financieros. Brause es aquí realmente un paradigma de las operaciones al límite de lo legal o ya dentro del crimen que convergen en los golpes militares y las crisis económicas y sociales que asolan el continente latinoamericano. El hedonismo autodestructivo y la infelicidad absoluta son las impresiones que determinan el comportamiento de un individuo que sólo puede infligir y recibir daño en nombre de su ídolo, el dinero. Así Habló el Cambista es así a la vez un drama sobre un hombre sojuzgado por su propia ambición y una película de suspenso alrededor de los pormenores de la política y el vil metal en el sur de América, dos tópicos siempre íntimamente interconectados.