Asesino Ninja

Crítica de Ramiro Ortiz - La Voz del Interior

Otro escalón de violencia

Esta película muestra la renovada interrelación entre el cine oriental y occidental de acción, que de este lado del mundo se traduce en una clara influencia de las artes marciales en la creatividad técnica y dramática de los popes del género. En esta oportunidad encontramos a Larry Wachowski -co creador de la famosa Matrix jnto a su hermano- moviendo los hilos desde la producción de un largometraje ambicioso dentro del género, que tiene un director y un guionista con poco roce en sus cargos (pero mucha en puestos intermedios), y a una joven superestrella asiática de la música y la pantalla grande que acierta con su primer protagónico internacional, como cabeza del elenco.

La historia de Asesino ninja transcurre en Berlín y en un remoto rincón del continente del sol naciente, de donde proviene un letal asesino ninja que se rebeló contra la orden secreta que lo crió y entrenó. Ahora, aliado con la Europol, este Raizu tratará de desbaratar a la milenaria red criminal.

Es un filme con reservas para gente impresionable, pues abundan las peleas brutales y los baños de sangre. La calificación “Apta mayores de 16 años” es por ello acertada.

El estilo visual está claramente influenciado por la de las consolas de juegos para el hogar, al estilo Playstation, y también por el comic y el cine clásico chino y japonés de karate, kung fu, wu xia y demás, así como por hallazgos que de alguna manera han sido “patentados” por los Wachowski, como las cámaras híperlentas o que circundan a los protagonistas.

Un elemento que a algunos distrajo del argumento es la afirmación de que algunos de los personajes sobreviven las estocadas mortales al corazón porque tienen un defecto congénito que hace que este órgano se ubique en el costado derecho de su cuerpo. En Internet, para reforzar la credibilidad de este aserto, se afirma que esa malformación existe, si bien se hace presente en casos estadísticamente improbables.

Para seguir a los Wachowski detrás de cámaras. Una virtud: la fotografía y el montaje. Un pecado: el argumento policial es un poco endeble.