Asesino Ninja

Crítica de Felipe Quiroga - CiNerd

MATAR O MORIR… DE AMOR? (ANDA A CAGAR)

La nueva película de James McTiegue, producida por los hermanos Wachowski, es un festival de luchas, armas ninjas, escenas violentas y… no mucho más. ¿Alcanza? Mmmm… nop. La historia de Raizo (interpretado por el coreano Rain) y su enfrentamiento contra los ninjas del clan Ozunu (del que él formó parte en el pasado, hasta el asesinato de su amigovia) está llena de lugares comunes y personajes estereotipados (curioso que esta frase en si misma ya sea un lugar común cuando se opina de cine). Además, una serie de (por momentos aburridos) flashbacks (que muestra la niñez –o, mejor dicho, ñoñez- del personaje principal y su entrenamiento) logran que el filme termine haciéndose pesado: apenas pueden destacarse algunas escenas de combates (sí, hay cámara lenta, no os preocupéis) y otras inesperadamente gore (y eso siempre se agradece).

Sucede que ASESINO NINJA está planteada prácticamente como una producción para hacer quedar a Rain como un grosso y, seguramente, conseguirle más papeles en Hollywood: lamentablemente, el coreanito, a pesar de la caripela de serio y los músculos que anda mostrando durante casi toda la película, tiene menos onda que… un coreanito. En otras palabras: el filme falla al tratar de sostenerse sobre los hombros de Rain. En otras palabras: se nota que a Rain le falta bastante para ganarse el título de “héroe de acción”. En otras palabras: a Rain la peli le queda grande. En otras palabras: volvé a Corea, Rain.

Otra deficiencia de la película es que por momentos se toma muy en serio, algo totalmente ridículo cuando hay ninjas saltando por ahí y -literalmente- despareciendo entre las sombras. Es que, tampoco se tiene de base, por ejemplo, la simbólica historia de V DE VENGANZA, el anterior trabajo de McTiegue. Además, ASESINO NINJA no logra definirse: pasa de mostrar un ninja que mata a otro metiéndolo en un lavarropas (bien ahí) a incluir un mensaje sobre el amor, lo bello que es vivir y gansadas del estilo (mal ahí): ¿en que quedamos, muchachos? ¿Nos vamos al carajo o no? Obviamente, el público al que está dirigida la película (nosotros, ustedes, en fin, los cinerds de este mundo) seguramente preferirá que se vayan al carajo, que se zarpen. Lo que menos queremos en una historia de ninjas es ver a un emo rebanando gente porque le mataron la noviecita... sí, queremos ver gente rebanada, pero… ¿por un pibe depresivo con el corazón con “aujeritos”? ¡Por favor! Y para colmo, la co-protagonista, Naomi Harris, es bastante inservible e insufrible… y ni siquiera muestra las gomas para la muchachada! Pfff…

ASESINO NINJA es como ver (sí, “ver”, no jugar) un videogame: Raizo, con cadena y cuchilla (su arma favorita) mata muchos ninjas y va subiendo en la cadena alimenticia hasta su lucha contra el “jefe final” en su búsqueda de venganza. Y aunque, como ya se dijo, hay unas cuantas buenas muertes, la matanza no alcanza (me salió una rima). También hay un abuso de la sangre creada por computadora (che, la sangre nunca queda bien en la compu, a esto hay que hacerlo sí o sí “old school”) Como si esto fuera poco, encima roba algunas cosas de la grossa peli 300 (sí, la de los espartanos, dirigida por Zack Snyder), ya se darán cuenta ustedes (porque yo me cansé de tipear). En conclusión: ASESINO NINJA es una película repetitiva, sosa (siempre quise usar esta palabra) y muy probablemente destinada al olvido o, como mucho, a ser emitida por, digamos, Film-Zone un sábado a la siesta.