Argo

Crítica de Fausto Nicolás Balbi - CineramaPlus+

Argo es una de esas películas que quedan para siempre en la memoria.

Increíblemente, Argo, el nuevo filme de Ben Affleck, está basado en un hecho real, notablemente adornado en función del relato cinematográfico.

A fin del año 1979 una gran cantidad de manifestantes tomaron la embajada estadounidense en Teherán reclamando el regreso al país el antiguo jefe de estado Sha Reza Pahlevi para que sea juzgado por sus crímenes. En el momento en que ocurre la toma seis diplomáticos logran escapar y se refugian en la residencia del embajador canadiense en Irán. Argo cuenta el sorprendente plan que lleva adelante la CIA para extraer a esas seis personas de Irán y regresarlos a su país natal: hacen pasar al rescatista y a los refugiados por un equipo cinematográfico canadiense que viaja a Teherán en busca de locaciones para rodar un film de ciencia ficción.

El filme despertó polémicas en Canadá ya que algunos estiman que se minimiza la participación de este país en el hecho. Pero eso es un detalle porque la cinta es honesta en los temas de fondo: por ejemplo, queda claro que Pahlevi fue un dictador impuesto y protegido por los Estados Unidos en un momento en el que una salida política laica prometía proteger los recursos naturales de Irán de la explotación extranjera.

Desde el punto de vista cinematográfico, lo que realmente importa de Argo, es sorprendente el talento de Affleck para generar suspenso y llevar adelante un relato de tono clasicista que se disfruta con su mezcla justa de tensión y placer. El filme no tiene fisuras y así Affleck realiza una obra que está a la altura de los grandes maestros del cine. También es válido destacar que en Argo hay una notable dirección de actores donde lucen algunos secundarios de lujo (por ejemplo John Goodman) y, fundamentalmente, el trabajo actoral del propio Ben Affleck que es de los mejores de su desigual trayectoria.

Argo es una de esas películas que quedan para siempre en la memoria y que, dentro de unos años reconoceremos al ver cualquier plano. Eso que ocurre con los clásicos y las grandes películas.