Araña

Crítica de Victoria Leven - CineramaPlus+

En esta nueva propuesta el cineasta chileno Andrés Wood (Machuca) vuelve su interés por un relato de corte fuertemente político situado a la vez en dos tiempos narrativos: el período de gobierno de Salvador Allende y la actualidad con su controversial situación política. Mas allá de que el filme focaliza parte de su relato en un registro histórico, es notorio el interés narrativo por hacer de este filme un retrato acerca del Chile actual, por ejemplo en su tratamiento sobre el resurgir de la extrema derecha. La preocupación del realizador por la fuerte presencia, tanto en su trama desplegada en el pasado como en el presente, es sobre la fuerza creciente de un nacionalismo férreo, basado en perturbadoras distorsiones ideológicas que han sido validadas en aquellos tiempos de Allende para combatir a la izquierda y que hoy parecen tomar otra vez un carácter de “verdad” que aterroriza.

El filme comienza en la actual Santiago, donde un joven que asalta violentamente a una mujer es atropellado intencionalmente de manera “justiciera” por Gerardo, un hombre que luego descubriremos a lo largo del filme ha pertenecido al Frente Nacionalista Patria y Libertad durante los años 70. Esta historia se une en el pasado a su vínculo con los personajes de Inés y su marido Justo, otros fanáticos del nacionalismo. Cuando jóvenes, estos tres jóvenes se ven unidos en la misma causa de lucha encarnizada contra la izquierda, a la vez que envueltos en un triángulo amoroso.

En el presente, mientras Gerardo comete estos “ajusticiamientos” que lo llevan a la detención, Inés es una exitosa empresaria de ultra derecha aún casada con Justo, hoy transformado en adicto a los psicofármacos y el alcohol.

Así como se focaliza en la violencia física y psicológica fuertemente presente tanto en las escenas grupales y colectivas como en la intimidad de maneras diferentes en el pasado y en el presente, también se hace foco de distintas formas en el vínculo triangular, aun cuando esta capa vincular es de poco espesor dramático en muchos pasajes, quedando reducida en la trama del pasado a cierto modelo estereotípico de los amores controversiales y triangulados.

Lo atractivo de la narración juvenil de la década del 70 es ver como Wood ha reflejado la manera en que estos jóvenes tenían la convicción de querer cambiar el mundo, y que actuaban bajo esa pasión sin doble fondo con el ímpetu ciego de su juventud enloquecida. Ese aspecto habita un territorio filoso más cuando la narrativa latinoamericana se ha dedicado a dotar de pasión y lucha casi exclusivamente a la izquierda.

Tiene el filme la intención de evadir cierto romanticismo político, lo cual logra en varias escenas. Pero, en su defecto, cae en un falso romanticismo vincular absolutamente poco solvente en el co-relato del pasado.

Hay en el personaje de Inés (Maria Valverde/ Mercedes Morán) una apuesta fuerte, tanto en el despliegue actoral como en la construcción del personaje, el arquetipo femenino está bastante puesto en el centro de la escena. El propio Wood enuncia que el modelo de mujer que encarna es un poco el modelo “Tacher”. Por ejemplo en una de las escenas del filme, alguien le pregunta a Inés: “Oye, ¿qué cambiarías de tu cuerpo?” y ella responde: “Todo, porque me habría gustado nacer hombre”. Un modelo de mujer controversial, contradictoria y dictatorial, muy en sintonía con algunos arquetipos de mujeres poderosas asimilables en el contexto de la década del setenta.

El filme trata de jugar en espejo el presente y el pasado, sus repeticiones perturbadoras y los universos de poder que se aliteran con todos sus funcionamientos maquiavélicos en plena vigencia.

Por Victoria Leven
@LevenVictoria