Araña

Crítica de John Lake - Negro&White

Inés, su marido Justo y Gerardo, el mejor amigo de la pareja, conforman un violento grupo ultranacionalista de extrema derecha llamado Patria y Libertad, que quiere derrocar al gobierno chileno de Salvador Allende a principios de los años setenta. Al mismo tiempo, el trío se encuentra enredado en un peligroso y apasionado triángulo amoroso que será objeto de traiciones y venganzas. Un crimen político dejará profundas huellas en sus vínculos. El regreso de Gerardo a Santiago tras cuarenta años de ausencia resucitará un pasado al cual el matrimonio no está dispuesto a regresar.

Tal es el planteo del chileno Andrés Wood que nuevamente se introduce en un tiempo histórico que indagó en Machuca (2004). El film, que pivotea de manera constante entre el pasado y el presente, desdobló con acierto las actuaciones, recambio que no sucedió con El irlandés (Martin Scorsese-2019) y que le quitó cierto verismo a las acciones. Inés está representada por la argentina Mercedes Morán en la adultez y la española María Valverde en la juventud, Gerardo por los chilenos Marcelo Alonso y Pedro Fontaine, en tanto que Justo estuvo a cargo de Felipe Armas y Gabriel Urzúa. El ayer visita a los protagonistas, los incomoda, reabre cicatrices y recuerdos que quieren ser borrados.

Inés es en la actualidad directora de una gran empresa y filántropa, junto con su marido, un exitoso jurista ahora recluido en su domicilio refugiado en el alcohol, pertenecen a la clase alta y de ninguna manera están interesados en remover su pasado. Sin embargo, el otrora intenso amor entre ella y Gerardo le despertará sensaciones y placeres que tenía olvidados. En un film en el que se entremezcla lo público con lo privado, Wood adopta una mirada imparcial sobre los hechos, sin adoctrinamientos, aunque sí refleja la influencia del movimiento en algunos jóvenes radicales de la actualidad en el país trasandino. Para Inés y Justo el espíritu joven y revolucionario de los años setenta quedó atrás, es algo lejano y distante.
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En cambio, Gerardo, no se resigna a abandonar la lucha, su ánimo sigue marcado por el racismo y los métodos fascistas que caracterizaban al movimiento. Pese al rechazo que producen sus acciones, es más honesto consigo mismo, en tanto que el matrimonio se adecuó a vivir en un mundo de hipocresía y falsedad. Los tiempos son otros, sin embargo la violencia es inherente a la personalidad de los miembros que la ejercen de distintos modos.

La araña, símbolo del movimiento, representa el poder, aquello que no tiene límite, las manos que manejan al pueblo según su antojo en determinadas circunstancias. El director de Violeta se fue a los cielos exhuma un pasado oscuro de la historia chilena, con una narrativa que se sigue con interés y atención, apoyado en una gran puesta en escena que reconstruye con fidelidad la época en que gobernaba la Unidad Popular. Valoración:70