Aquellos que desean mi muerte

Crítica de Martín Goniondzki - Cinéfilo Serial

Taylor Sheridan («Wind River») nos presenta su tercera película como director en la cual emplea algunos recursos y lugares conocidos de thrillers de acción de los ‘80/’90 para igualmente deleitarnos con su habilidad como narrador, presentando personajes fuertes con motivaciones claras y algunos tintes de neo western que tanto le gusta utilizar en sus relatos.

Sheridan comenzó su carrera como actor, pero su ascenso meteórico en la industria se dio al incursionar como guionista de los interesantísimos largometrajes: «Sicario» (2015) y «Hell or High Water» (2016). Previamente había dirigido su ópera prima en 2011, titulada «Vile», la cual había pasado bastante desaparecida. No obstante, tras la nominación al Oscar que recibió a Mejor Guion Original por el film de David Mackenzie protagonizado por Chris Pine, Ben Foster y Jeff Bridges, volvió a la dirección de manera triunfal con «Wind River», un policial tremendo con el que obtuvo el reconocimiento a Mejor Director en el «Un Certain Regard» del prestigioso Festival de Cannes. Es por ello, que había cierta expectativa con su próximo trabajo y pese a que no logra alcanzar los niveles de aquella película, «Those Who Wish Me Dead» representa un relato entretenido, prolijo y con varias buenas ideas.

Todo comienza con dos situaciones paralelas que van a converger en una sola de épicas proporciones. Por un lado, tenemos a la protagonista Hannah Faber (Angelina Jolie), una mujer que oficia como bombera/paracaidista que trabaja en un parque nacional y cuyo objetivo es el de prevenir incendios, salvar a las personas que se encuentran en las inmediaciones de la zona boscosa de Nuevo México ante un posible incidente y vigilar desde una torre los posibles cambios climáticos. El problema de Hannah es que lucha contra algunos fantasmas del pasado que tienen que ver con una actuación fallida durante un incendio forestal que provocó la muerte de tres jóvenes turistas. Asimismo, en otra parte, un niño (Finn Little) y su padre contador (Jake Weber) intentan escapar de dos asesinos a sueldo (Aidan Gillen y Nicholas Hoult) contratados para asesinar al hombre que posee una información que compromete a algunos funcionarios públicos o grupos de gran poder. El niño logra escapar, pero su padre no, y en el camino busca ayuda y se cruza con Hannah que encuentra en este pequeño la posibilidad de alcanzar la redención.

El film que recuerda a ciertos relatos de acción/aventura con toques de thriller de los años ‘80/’90 encuentra ciertas reminiscencias a «Cliffhanger» (1993), donde un joven Stallone, alpinista retirado frente a un evento fatídico, debe volver a enfrentar la adversidad cuando una tras un accidente de avión, secuestrado por una banda criminal, lo obligará a salir del letargo para salvar el día. Cambiemos alpinista por bombera y accidente de avión por incendio forestal provocado por asesinos para desviar la atención de la verdadera misión y tendremos un film de la vieja escuela, con ciertos lugares comunes, pero con los mecanismos bien aceitados para ofrecer un buen divertimento sin pretensiones. Lo interesante está en como Sheridan lleva adelante la narración haciendo que las dos líneas argumentales converjan homogéneamente y balanceando bien tanto a los personajes principales como a los secundarios. Los asesinos son presentados como fuerzas implacables sin escrúpulos que solo siguen órdenes, pero en el medio se cruzan con Hannah que busca su liberación, un niño que quiere cumplir con los deseos de su padre que «hizo las cosas bien», y un Sheriff (Jon Bernthal) y su esposa embarazada (Medina Senghore), que además de proteger sus aparentemente idílicas vidas, buscarán defender su morada y al niño con el que guardan cierto vínculo.

Los personajes, sus conflictos y motivaciones van llevando adelante el drama, por momentos hacia lugares esperables, pero brindando el entretenimiento que pretende la obra misma.

«Those Who Wish Me Dead» podrá no ser una gran película pero sí cumple con lo que pretende, que es ser un pequeño thriller de acción con personajes atractivos, buenas interpretaciones y un desarrollo más que preciso por parte de Taylor Sheridan que demuestra ser más que hábil como narrador y guionista.