Aquarius

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

En los últimos quince años, el cine brasileño nos viene ofreciendo grandes historia, casi siempre, con un fuerte trasfondo sociopolítico que no descuida a sus protagonistas. “Aquarius” (2016) no es la excepción, pero refleja los problemas políticos del país vecino a través de los ojos y las vicisitudes de Doña Clara (Sonia Braga), viuda de 65 años que ya crió a sus hijos, se retiró como crítica musical y pasa sus días de forma rutinaria, yendo y viniendo de su departamento ubicado frente a las playas de Recife.

Clara, sobreviviente de cáncer, es la última residente del destartalado edificio Aquarius, lugar donde construyó su familia y todos sus recuerdos. Una empresa constructora ya adquirió el resto de los departamentos, pero la señora se niega a ceder ante la presión y la cuantiosa suma que le ofrecen iniciando, así, una guerra sin cuartel que pondrá a prueba su paciencia, su salud y la relación con sus seres queridos.

El argumento de la película de Kleber Mendonça Filho parece un tanto simplón, pero esconde un sinfín de matices. Por un lado tenemos a este increíble personaje femenino: una señora mayor, culta e inteligente que no va a dar el brazo a torcer; una protagonista que se carga la historia al hombre y que nos entrega esa sensación de realidad y “autenticidad” pocas veces vista. Doña Clara podría ser cualquiera de nosotros, indignado por las injusticias del día a día. En manos de Braga resulta un ser maravilloso, demostrando que a los sesenta y tantos la vida no se acaba y vale la pena ser vivida. Clara es un tanto bohemia, muy abierta de pensamiento, pero también tiene sus necesidades y está en ella permitir llenarlas cuando es preciso.

Todas estas cuestiones, de pronto, chocan con la ideología y la mentalidad (¿más moderna?) del joven empresario que quiere desalojarla. Ahí, el director y guionista aprovecha para darnos un pantallazo social, económico, político y hasta religioso de su país, una mirada sincera que no gustó mucho en su momento al gobierno de turno que decidió “castigar” a la película y no elegirla como la posible representante y candidata a los premios de la Academia.

Las críticas no son sutiles y en la boca de Braga suenan con franqueza y rotundidad, desde acá nos podemos sentir totalmente identificados y hasta emocionarnos con cada frase que grita a los cuatro vientos.

“Aquarius” no tiene artificios y desde la estética visual no aporta nada nuevo, pero tiene ese espíritu de Brasil que contagia alegría por todos lados, aunque a la vuelta de la esquina haya miseria y poco para comer. Es un digno exponente del buen cine latinoamericano de hoy en día, y de la realidad de la clase media, aunque su mayor acierto es Clara, uno personaje femenino, fuerte y “al natural”, que no se ve todos los días.