Aquaman

Crítica de Luciana Boglioli - La Capital

En un océano todo es posible, desde respirar hasta luchar, se está por librar una batalla final. Esta nueva producción que DC Comics lleva a la pantalla grande cuenta la vida del hijo de la Reina Atlanna y heredero al trono Arthur Curry, que desde niño descubrirá sus poderes sobre el mar. Aquaman, quien lleva más de 75 años de vigencia en el arte de la historieta, llega por primera vez al cine interpretado por Jason Momoa, que lejos está de asimilarse al personaje del comic: es morocho, de pelo largo y con porte escandinavo. El renuente gobernante del reino submarino de Atlantis se ve atrapado en una batalla entre sus habitantes, que están dispuestos a atacar la superficie, y los terrícolas, que amenazan sus océanos. Ahora bien, el relato por momentos atrapa por su mística y sus excéntricos personajes, aunque no llega a cerrar del todo: se vuelve muy extensa (143 minutos) y la acción desborda, empobreciendo la trama. En este aspecto está plasmada la impronta de su director, James Wan, quien además de dirigir “El juego del miedo”, estuvo a cargo de “Rápidos y Furiosos 7”, y esta película, aunque tiene algunos mensajes ecológicos, como el de dejar de invadir los mares con basura humana, es casi un “Rápidos y Furiosos” edición marina. ¿Lo mejor? El soundtrack a cargo de los islandeses Sigur Rós.