Aprendices fuera de línea

Crítica de Néstor Burtone - Otros Cines

¿El chivo más largo del mundo o sólo una comedia fallida?

Tres años después de Red Social y una semana antes de la biopic sobre el creador de Apple, Jobs, llega Aprendices fuera de línea, que transcurre en las asépticas instalaciones de Google en California. Hasta allí llegan dos amigos (Vince Vaughn y Owen Wilson) buscando acceder a una pasantía laboral después de perder su trabajo como vendedores. El problema es que son auténticos “dinosaurios” analógicos sin la más mínima idea del asunto 2.0, desatando así una comedia fallida -hay más chistes logrados en el cameo de cinco minutos de Will Ferrell que en el resto del film- con gusto a poco.

La inserción de un producto o marca en el cine (product placement en la jerga profesional) nunca había llegado tan lejos. Aquí ya no se trata de algún que otro chivo ocasional, sino que Google es tanto o más protagonista que los actores de carne y hueso. Sin embargo, hay que reconocerle al film de Shawn Levy (Una noche en el museo, la notable Gigantes de acero) que no se limita a erigirse como una publicidad de casi dos horas sino que hace de esa característica el disparador de una comedia. Y ahí es donde comienzan los principales problemas.

La contraposición entre la dupla y el resto de los nerds que tienen como ocasionales e involuntarios compañeros de grupo para las distintas competencias planteadas por el coordinador de turno (Aasif Mandvi) da pie a una película obvia y demasiado tibia para los cánones actuales del género, con un humor blanco y desvaído que se desinfla a medida que pasan los minutos hasta convertirse en una somera moraleja acerca de la auto-superación y las bondades del trabajo en equipo.