Apollo 18

Crítica de Daniel Castelo - ZonaFreak

Continuando con aquello que hace más de una década inauguró The Blair Witch Project, llega Apollo 18, film que se cuelga de la idea del documental apócrifo y lo hace con una decencia formal para nada despreciable. Es decir, tengamos en cuenta que venimos del derrape de dos Paranormal Activity.
Pocos personajes, apenas tres astronautas de una nave y una cápsula independiente, ambas enviadas a la luna en una misión especial con el fin, se presume, de buscar rocas. Una misión secreta, de máxima seguridad, que llega al punto de no poder ser comunicada ni siquiera a la familia de los implicados.

Una vez en el lugar, los exploradores espaciales recogen sus respectivas muestras y preparan lo que esperan sea un exitoso regreso a casa. Pero no, la superficie lunar parece estar cobijando no sólo a nuestros humanos visitantes, sino también a una extraña forma de vida asechante y letal.

El español Gonzalo López-Gallego plantea un trabajo que le debe todo al film antes mencionado, con una estructura idéntica pero sin el click del presupuesto cuasi nulo con el que contaba la trama de la bruja de Blair. Aunque claro, Apollo 18, aunque no costó cien mil dólares como aquel, es un film barato para los estándares de Hollywood (cinco millones de dólares aproximadamente, casi un vuelto para las majors). Cámaras de plano fijo y un montaje inteligente de múltiples puntos de vista (vale destacar el hecho de que la cápsula en la que se encuentran los dos personajes principales es pequeña y el vértigo sin embargo no se pierde) hacen que el relato sea dinámico y fluido, redondeando hora y media de buen fílmico sin mayores pretenciones.

No hay aquí ni cuestionamientos a la política espacial planteada en épocas de guerra fría ni tampoco esbozo de crítica alguna, siquiera, a la manipulación por parte del Estado militar. Pero hay buena mano, casi artesanal en un contexto que ha hecho del 3-D casi un mandato de época. En ese sentido, y a pura bidimensionalidad, el toque terrorífico proporciona muy buenos momentos, altos en tensión, sobre todo cuando hacen su primera aparición los alienígenas que arruinan el viajecito interestelar. El resto es anécdota, pero bien contada.