Aparecidos

Crítica de Rodolfo Weisskirch - A Sala Llena

Simplemente hay ciertas cosas que no deberían mezclarse a esta altura de las circunstancias. Hace unos años, el guionista de Relaciones Peligrosas, Christopher Hampton, vino a la Argentina con Antonio Banderas y Emma Thompson para realizar una película que relacionaba elementos sobrenaturales, psíquicos, y fantásticos con el genocidio ocurrido durante la última dictadura militar. La película es una burla, inconsistente narrativamente, que retrata las desapariciones ocurridas en el país con poca seriedad y bastante falta de respeto.

Nuevamente, con Aparecidos, se mezclan las “desapariciones” durante la dictadura con la fantasía. Esta vez en medio de un relato de fantasmas, y los resultados son tanto o más catastróficos que la anterior.

Malena y Pablo son dos hermanos españoles que vienen a la Argentina para firmar un permiso, para que el hospital donde esta internado su padre moribundo, al que no ven desde chicos, lo desconecte del respirador artificial, si llega a caer en un caso extremo su delicada salud.

Malena no guarda un buen recuerdo de su padre, pero no sabe porque. Ella quiere apagar la máquina que lo mantiene con vida y regresar a España con su madre. En cambio, Pablo nunca lo conoció, por lo que quiere aprovechar el viaje para saber más de su pasado. Después de los trámites en el hospital, ambos descubren que el padre les dejo una casa en Tierra del Fuego y un Falcon verde de los ´70. Detalle no menor y de poca sutileza. Pablo convence a Malena de viajar a la Patagonia para encontrar la casa del padre. Ella acepta, pero no de buena manera.

En la ruta, Pablo encuentra una especie de diario de viaje, donde se dan detalles de torturas con picanas eléctricas, y hay fotos de una familia torturada y asesinada.

La acción, por así decirlo empieza en un hotel de la ruta, donde ambos hermanos se cruzan con los “fantasmas” de la familia y el asesino los empieza a seguir a ellos, por lo que Pablo se decide a cambiar la historia y salvar a la familia.

Si todo esto ya resulta demasiado irrisorio e incoherente para tratarse de una película de terror, y si se le suma la etiqueta: “película sobre desaparecidos”, la ópera prima de Paco Cabezas termina siendo un cocktail de lo peor de ambos “géneros”. En Crónica de una Fuga, Caetano logró mezclar el thriller con el drama político y psicológico. Cabezas no hace ni una ni otra.

Como producto cinematográfico es realmente paupérrimo. Los encuadres son feos, la fotografía obvia y demasiado retocadas en post producción, los efectos especiales mediocres. A eso le tenemos que sumar que el guión tiene demasiadas falencias, los personajes son chatos, la resolución es previsible desde la primera media hora. Clisés, estereotipos y lugares comunes del género. La película no asusta ni impacta. La música tiene poca influencia. Los climas no terminan de ser logrados, por tanto el suspenso intensificado con el recurso del fuera de campo es bastante decepcionante. Narrativamente, los giros dramáticos, además de ser obvios, son risibles y las situaciones patéticas. Es muy poco lo rescatable. Inclusive el hecho de que los fantasmas aparecen en espejos ya fue exprimido por el cine de terror japonés. No hay siquiera (y por suerte, teniendo en cuenta la temática) algo de gore para los fanáticos más morbosos. La película ni siquiera puede ser interpretada como una clase B. No es bizarra, no es divertida, carece de ingenio y originalidad. Las interpretaciones de la pareja española protagonista tampoco son rescatables. Abundan los gritos, los diálogos, miradas pretenciosas y las exarberaciones actorales.

Es una lástima desaprovechar a buenos actores argentinos como Hector Bidonde y Pablo Cedrón en una producción tan poco imaginativa, demasiado explicita y discursiva, incluso aburrida.

Los últimos planos de la película tienen una pretensión, una falta de modestia, una sutileza y una banalidad tal, que termina siendo bastante peyorativo para aquel que tenga un familiar fallecido durante los años de la dictadura.

Aparecidos pertenece al 2007 y nunca debió haberse estrenado en nuestro país. Se trata de una de las peores películas que llegaron a la pantalla grande durante el 2009. Conozco varias, que pasaron directamente al DVD, que habrían ocupado esa disponibilidad de salas mucho mejor que este insulto a la inteligencia y la cinefilia.