Aparecidos

Crítica de Lorena Vazquez - Subjetiva

El cuco represor

Aparecidos trata la historia de dos hermanos que, queriendo conocer su pasado, reviven unos brutales asesinatos ocurridos en nuestro país, cometidos por la última dictadura militar. No es que los protagonistas se hayan topado sin querer con un libro de historia o con el Nunca más de la CONADEP, sino con el diario íntimo de un médico represor, al estilo Josef Mengele.

Paco Cabezas intenta en su primer largometraje, un relato de terror inteligente, con mezcla de géneros y temas serios donde las mujeres que corren aterradas en pelotas están de más. Apariciones apuesta a la sugestión del ruido sorpresa, a las puertas poco aceitadas o con vida propia. No hay sangre, ni amputaciones, ni tortura explícita. En el menjunje, hace uso de muchos de los tópicos y convenciones del género de terror para mezclar lo irreal con la realidad política de la Argentina y para convertir a los aparecidos del título en algo más que simples fantasmas que vuelven para exigir venganza.

El género de terror tiene la única y difícil tarea de aterrarnos. Una trama enrevesada no garantiza ni miedo, ni un buen susto, ni una buena película. El resultado de Apariciones es un mix que como terror no asusta y como denuncia política es confusa. La mezcolanza crea un desconcierto ideológico tal que hacia el final de la película Malena tiene que desenchufar al represor comatoso para que su fantasma deje de torturar a su hermano y para que los muertos descansen en paz.

Serán muy innovadores los elementos que agrega Cabezas al género de terror, pero sigo creyendo que los represores no son monstruos y los desaparecidos no son apariciones. Lo que hace aberrante a los dictadores es que –creer o reventar- eran personas.