Antes de despertar

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Sólo Hitchcock habría hecho algo bueno con este tema

Nicole Kidman protagoniza este mediano thriller como una mujer de 40 años que todas las mañanas se despierta pensando que tiene 27. No reconoce su cama ni su cuarto, ni al hombre que con toda la paciencia que puede sostener la cara de Colin Firth le explica, igual que todos los días durante los últimos 13 años, que ella tuvo un accidente que le provoca un raro caso de amnesia, ya que su mente, como si fuera un disco rigido sobrecargado, sólo puede almacenar un día de memoria, que se le borrará inevitablemente cuando se vaya a dormir.

La premisa es bastante tirada de los pelos (y ya dio lugar a la comedia romántica "Como si fuera la primera vez" con Adam Sandler y Drew Barrymore), pero alguien talentoso como Alfred Hitchcock podría haber hecho un buen film con ella. Éste no es el caso, ya que el director Rowan Joffe sólo logra un compendio de lugares comunes del género junto a un puñado de actuaciones pasables de actores que han tenido mejores ocasiones para exhibir su talento. Uno de estos intérpretes es Mark Strong, que aunque suele hacer de villano, aquí aparece intempestivamente como un médico neurólogo que podría cambiar favorablemente la situación de la protagonista, simplemente pidiéndole algo tan elemental como que guarde una memoria de cada día durante dos semanas grabando sus experiencias en una cámara. De este registro aparecen una serie de sorpresas, como que lo que explica el marido todas las mañanas, se queda muy corto. Y también aparecen otros personajes, como una amiga que la amnésica no sabía que tenía.

La duda que plantea el film es si el médico encarnado por Mark Strong es realmente el salvador que Nicole esperaba, y si el marido que interpreta Colin Firth es realmente tan malo. La protagonista ofrece otra de sus insípidas actuaciones, y si bien sus dos coprotagonistas están lejos de sus mejores trabajos, es Firth el que vuelve más interesante el film con una performance llena de detalles siniestros.

La película se deja ver, lo que no evita que desde el momento de partida el espectador perciba que el asunto daba para mucho más.