Annie

Crítica de Rodolfo Weisskirch - Loco x el Cine

Annie´s Day Off

La primera imagen de Annie-sigloXXI es una niña colorada enrulada, cantando a capella y parándose en pose de musical de Broadway. El rostro de los demás alumnos de la clase, e incluso de la propia maestra, transmite sopor. “Sentante Annie, que hable Annie P”.

De esta forma, Will Gluck en un minuto deja de lado el tradicional rostro de la huerfanita protagonista de una novela, una serie de cómics, un musical setentoso y una fiel adaptación de 1982, realizada por John Huston, y la transforma en Quvenzhané Wallis, una estereotipada niña negra de vestuario chillón pero acorde a la actualidad.

A diferencia de los penosos, teatrales, ampulosos, pretenciosos musicales de Rob Marshall, que tras su ostentación no dejan de ocultar su carácter misógino y vacío narrativo, al tiempo de poca imaginación para las puestas de cámara, reemplazada por el uso y abuso del CGI, Annie tiene la frescura de un musical filmado en la misma ciudad.

Las referencias de Gluck están lejos de los escenarios. De hecho, Annie-sigloXXI es netamente ochentosa.

Annie es una huerfanita de Brooklyn custodiada por una borracha ex cantante pop –Cameron Díaz, hermosa, absurda, sobreactuada pero completamente divertida- bastante ambiciosa y desagradable. Confía que sus padres regresarán en algún momento y por eso asiste religiosamente cada viernes al restaurante donde la abandonaron. Por circunstancias fortuitas, Annie se cruza en el camino del empresario Will Stacks –Jamie Foxx, correcto en el rol, decepciona como cantante-, quién está casualmente haciendo campaña para ser Alcalde de Nueva York. Sin embargo, está mal posicionado en las encuestas, porque su lema es dirigir la ciudad como si fuese una empresa. Salvarle la vida a Annie, le da una imagen más humana, y sus asesores –geniales Rose Byrne y Bobby Cannavale- aprovechan la circunstancia y adoptan a Annie, a cambio de seguir acompañando a Stacks durante toda la campaña.

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Aún con el uso y abuso de los celulares para fines narrativos Stacks tiene una empresa de comunicaciones- Will Gluck juega a ser John Hughes. La referencia más obvia es La pequeña pícara (1991), uno de los últimos films del creador Brat Pack, en donde una pequeña vagabunda con su padre, James Belushi, pasaban a vivir a la casa de una millonaria. En el film abunda el espíritu de John Hughes –como en Easy A, previo film de Gluck- y sin revelar demasiado, hay un número musical que parece inspirado en el famoso desfile de Experto en diversión –Ferris Buller´s Day Off (1986). Pero también hay otras citas: Secretaria ejecutiva, Quisiera ser grande, El secreto de mi éxito –con cameo de su protagonista incluido- entre otras.

Y más allá de no tener grandes actuaciones, todos son simpáticos y autoconcientes de sus propias limitaciones para cantar y bailar. Wallis –nominada al Oscar por La niña del sur salvaje- empieza a sufrir del síndrome Drew Barrymore. No se destaca como actriz pero es tan carismática como Macauly Culkin en sus primeros films –vale recordar que las películas de Mi pobre angelito también las escribió Hughes- aunque es notable su capacidad para cantar, que supera la de sus co protagonistas adultos.

Previsible, pero austera, sentimental, pero no sentimentaloide, Annie es un placer culposo de principio a fin. Se podrá criticar su defensa al New Deal de Roosevelt, que justifica la manera en la que Stacks hizo su fortuna, y que parece demostrar que el sueño americano, realmente es posible, pero al mismo tiempo, también rompe varias convenciones. Satiriza al universo del musical y no pretende ser más de lo que es. Las coreografías no son demasiado inspiradas –aunque hay un hermoso planito robado de West Side Story, donde sutilmente Gluck sigue demostrando cinefilia- pero la película es tan simple e ingenua, que se convierte en la mejor opción para congeniar al público infantil con el adulto.