Annabelle

Crítica de Pablo Cuevas - Loco x el Cine

Annabelle ocupa el puesto de honor este año para la cartelera de Halloween, aprovechando la gran ventana que resultó ser para esta historia la aclamada El Conjuro en 2013, que desde mi punto de vista (junto con La Noche del Demonio y El Exorcismo de Emily Rose) representa lo mejor del terror hollywoodense en los últimos 10 años. Ya sin la mente creativa de James Wan, quien sólo se limitó a producir en esta ocasión (está en plena post-producción de Rápido y Furioso 7), John R. Leonetti tenía la retadora meta de superar lo conseguido por su antecesora y hacer funcionar al nuevo spin-off de manera independiente y tomando en cuenta la gran expectativa creada alrededoer de esta horrible muñeca.

Inspirada en eventos reales, Annabelle inicia situándonos algunos años antes de la primera vez que conocimos a la pareja Warren, en un momento donde Estados Unidos estaba por fin recuperándose social y económicamente de la Segunda Guerra Mundial. Mia y John Gordon son una pareja felizmente casada que está en espera de su primogénito, en un intento de enmendar una pequeña discusión, John le obsequia a su esposa la única muñeca que faltaba en su amplia colección -que adorna el cuarto del futuro bebé-: Annabelle.

Debo iniciar señalando que soy un muy mal espectador de películas de miedo, un tanto asustadizo al punto de no poder criticar este género correctamente al ser mi objetividad afectada por mis saltos y grititos de nena en plena sala, pero creo que sé reconocer un buen trabajo de terror en el cine cuando lo veo, o al menos, cuando una peli de horror trascenderá más allá del primer semana de locura en taquilla, y hay que admitir que Annabelle se queda muy lejos del impacto que prometía ofrecer.

La película, hablando en términos de realización, es técnicamente impecable, su mayor virtud y al mismo tiempo, su principal problema. Desde la primera media hora (donde sucede absolutamente NADA) te das cuenta que James Wan no se paró ni una vez por el set para aconsejar a Leonetti, quien a diferencia de su antecesor, oopta por una narrativa visual muy limpia y obedeciendo a todos los clichés visuales posibles. Desde la clásica pareja americana hasta la ya gastada ambientación sesentera, Leonetti falla en el punto que tanto le funcionó a Wan con El Conjuro y La Noche del Demonio: Wan optó por una fotografía que integraba al espectador a la historia, como si fuese un testigosilencioso de toda la trama, con una iluminación sucia y casi mal hecha a propósito. Con Annabelle, siempre sabes que se trata de una película y nada más, sabes que terminará la función y te irás a casa para tardar un poco más de lo normal en dormirte y listo.

Sin embargo, y he aquí el motivo suficiente para que pagues tu boleto y la veas en pantalla grande, Annabelle cuenta con unos 30 minutos estupendamente bien elaborados y que te mantendrán al filo de la butaca. Se agradece que Leonetti se haya dado cuenta a media película de que los espectadores querían que pasara algo y nos recompensa con una media hora de sustos muy bien pensados y que estoy seguro le sacarán un escalofrío al más extremo cinéfilo de terror. La trama se ve fortalecida en el clímax de la película por actuaciones sólidas de los dos protagonistas (Ward Horton y Annabelle Wallis, sí, la actriz principal se llama Annabelle), y contra todo pronóstico, esta cinta será muchas cosas, menos predecible. Ni en secuencias ni en desarrollo del guión pude adivinar los giros de la historia, lo cual es muy bueno en cualquier película de cualquier género.

Si queremos encontrar un común denominador en las producciones que se vuelven clásicos en la historia del cine de terror, es que prácticamente todas cuentan con un desgarrador descenlace que deja a la audiencia boquiabierta y estupefacta de lo que acaba de presenciar. Si bien hay un momento donde Annabelle es efectiva en el objetivo de asustar, esa media hora tan bien lograda por Leonetti, decae rápidamente y es reemplazada por otro bloque de 30 minutos que representan un final aburrido y tedioso. La conexión con su secuela es bastante forzada y carente de ingenio, creando paralelismos con El Conjuro que no aportan nada al filme. Annabelle es una película que te hace preguntar “¿Eso fue todo?”.

Es una pena que cuando Annabelle se perfilaba para ser un clásico del cine de terror, se quede sólo como una peli que deberá a agradecer su fugaz éxito en taquilla al equipo de marketing, con un trailer que resultó ser mucho mejor que la peli completa.