Annabelle

Crítica de María Inés Di Cicco - La Nueva Provincia

Un relato no apto para impresionables

Derivada de El conjuro (2013), repite, bajo otra dirección, la fórmula de terror clásico con base real y un manejo de la tensión muy efectivo.

Acada Halloween le cabe su película. Del mismo modo, a cada éxito de taquilla, su spin-off.

En tren de cumplir --y con ganas-- con esta (pseudo) máxima llegó Annabelle, un derivado de El conjuro que en 2013 recaudó fortunas y produjo más de una controversia que derivó en la suspensión de su exhibición.

En aquella, se relataban sucesos paranormales ocurridos en los años '70 a la familia Perron en una granja de Conneticut, debidamente documentados por el matrimonio Warren, demonólogos e investigadores que presenciaron éste y varios casos más.

Entre ellos se encuentra el de Annabelle --la muñecaque no existía en la historia de los Perron, pero que el director James Wan introdujo a la trama--, y que ahora tiene su propio relato, llevado al cine por John R. Leonetti.

Con un extracto del testimonio de Donna y Angie (ver desglose) introduce este nuevo filme que, a manera de racconto, repasa el tránsito de la muñeca, un año antes, por la vida de John Form y Mia, un joven matrimonio que transcurre el final de lagestación y primeros meses de vida de su hija, acechados por los demonios que se expresan a través de Annabelle, una presencia tan pasiva como espeluznante.Almas impresionables, abstenerse.