Annabelle

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

Muñequita de susto

El relato inicial nos suena familiar. Las dos jóvenes que narran su experiencia con la muñeca maldita son las mismas que se presentan en comienzo de "El Conjuro". Tiene sentido, sus dichos sirven para ratificar y afianzar el cuento; horroroso, macabro cuento.
La acción transcurre en el límite entre la década del 60 y el 70. El joven matrimonio Gordon está a la espera de su primer hijo, viven en una bonita casa, en un tranquilo barrio californiano, y el horror solo les llega desde la tv cuando ven en el noticiero las andanzas del clan Manson. No imaginan siquiera que ese horror vivirá con ellos muy pronto.
Mia colecciona muñecas, por eso un día John le obsequia una que ella deseaba tener desde hacía tiempo. La muñeca pasa a ocupar un lugar preponderante en la habitación que pronto será para el bebé que ambos esperan. Habitación que en breve será escenario del trágico hecho que convertirá a esa muñeca en un objeto maldito.
Conoceremos el origen de la maldición y la diabólica motivación que lleva al inanimado objeto a perturbar la paz de la pareja. Con un suspenso bien manejado y constante, el filme no da respiro. El director se toma su tiempo para introducir a los personajes y darles entidad propia, al tiempo que hace uso de una cinematografía clásica que por momentos bien nos remite a clásicos como "El Bebé de Rosemary" o "El Exorcista", sin caer en burdos "tributos".
"Annabelle" tiene un plus, el de instalarse como un mito contemporáneo apoyado en testimonios de personas reales, lo que le da un carácter más verosímil y por ello, truculento. Es una muñeca que existe, y que, por las dudas, esperamos que siga bien guardada.