Annabelle 3: Viene a Casa

Crítica de Tomás Ruiz - EL LADO G

La muñeca maldita sigue haciendo de las suyas y no sólo cierra su propio arco argumental, sino que abre las puertas necesarias cómo para que este universo esté con nosotros por mucho tiempo más.

El universo de terror creado por James Wan en 2013 con El Conjuro (The Conjuring) parece no tener final y a pesar de tener sus puntos flojos en algunos eslabones de su cronología, el spin-off que más rédito le ha dado a la franquicia es el de la muñeca maldita Annabelle. Esta muñeca logró verse por primera vez en un pantallazo general del sótano de los Warren, la pareja protagonista de El Conjuro, desde ese momento se comenzó a jugar con la posibilidad de que de dicha muñeca pudiese tener su propia película donde se explicara su origen y cómo llegó a la casa de los investigadores paranormales. Un poco de eso logró verse en las dos entregas de Annabelle (2014, 2017) en donde se explicó cómo fue construida y cómo “funciona” con los espíritus malignos del inframundo, pero todavía quedaba un interrogante en su propia historia y era quizás la más importante: ¿Cómo terminó Annabelle en el sótano de los Warren?. Eso es lo que Annabelle 3: Vuelve a Casa (Annabelle Comes Home) viene a mostrarnos.

De la mano del ya experimentado guionista y escritor de las anteriores Annabelle y La Monja (2018), el ahora director debutante Gary Dauberman, presenta Annabelle 3 para cerrar esta trilogía del spin-off sobre la muñeca maldita y su relación con la pareja de Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga). Sin embargo, no todo pasará por ellos dos ya que la gran protagonista de esta película es Judy (McKenna Grace) la nueva integrante del clan Warren estrenándose en la franquicia. Debido a todo el peso que conlleva su apellido, Judy es bastante bastardeada y aislada de todos los niños y niñas de su edad y es por eso que tiene a ser callada y retraída. La única persona que logra empatizar con ella es su niñera Mary Ellen (Madison Iseman) con quien, debido al trabajo de Ed y Lorreine, comparten mucho tiempo juntas y se tienen un cariño especial. En una de esas noches en la que los investigadores paranormales deben salir a hacer de las suyas Judy, Mary Ellen y Daniela (Katie Sarife), amiga de la niñera quién se mete de imprevisto en la casa y está llena de curiosidad por lo paranormal, deberán intentar sobrevivir a la noche en la que Annabelle será liberada y gracias a eso todos los artefactos que tienen los Warren en su sótano empezarán a acechar a las jóvenes en una interminable y aterradora noche.

A pesar de que la “mini franquicia” de Annabelle parecía ya haber alcanzado su techo de calidad en la película previa, esta conclusión mantiene las cualidades técnicas y argumentales que lograron hacer de su predecesora una de las mejores de todo el universo del Conjuro. Quizás lo más positivo que la película pueda dejar es la sensación de que este universo de terror está bastante lejos de terminar, ya que sienta las bases suficientes para poder continuar contando historias y ya dejar ir otras, como la propia Annabelle. El aspecto de la propia muñeca vuelve a dar escalofríos a simple vista y más aún cuando las luces juegan a favor de la estética y de todo lo que la muñeca carga a sus espaldas. De la misma manera que en la película pasada, la trama está desarrollada con tranquilidad dejando así que los eventos fluyan de la manera más natural posible sin perder la tensión y la sensación de que todo puede irse al tacho de un momento a otro. Quienes busquen sustos rápidos y permanentes no los conseguirán. Yendo de menor a mayor en cuanto a la intensidad narrativa, la película se toma sus licencias en cuanto a la originalidad de sus sustos pero no de la calidad, ya que si bien los jumpscares son esperables, no dejan de ser funcionales y efectivos. Todas las situaciones tienen sus trasfondos y cada uno de los personajes también, las estructuras están bien establecidas y no dan lugar a ningún tipo de vacío argumental.

La actriz Mckenna Grace logra una performance totalmente consagratoria pese a su corta edad. Dentro del elenco de protagonistas ella es quién más se destaca y si bien el resto no tiene una mala labor, ella es la única que dan ganas de volver a ver, por historia y por su interpretación. Los que siempre están bien son Patrick Wilson y Vera Farmiga. Pese a que apenas tienen un par de minutos en pantalla, la conexión entre ellos y con el espectador es automática. De hecho McKenna Grace tiene rasgos bastante parecidos a los de ellos dos y da toda la sensación de que podrían ser una familia en la vida real.

Annabelle 3 es el cierre que se merecía uno de los mejores personajes secundarios que otorgó el universo creado por James Wan. Con una gran actuación de su protagonista principal y con una gran fuerza narrativa, este preámbulo a El Conjuro 3 (2020) sienta las bases necesarias para que este universo de terror continúe asustando por muchos años más.