Annabelle 3: Viene a Casa

Crítica de Fabio Albornoz - Ociopatas

Desde su estreno en 2013, la franquicia iniciada por “El conjuro” sigue dando enormes réditos económicos. James Wan ha construido un universo que amalgama nuevas historias y personajes en cada una de sus películas, motivo que le permite seguir sobreviviendo en el tiempo.

Con 7 films en 6 años, ya se ha abierto el abanico a spin-offs de la muñeca Annabelle, la monja de “El conjuro 2” e incluso una inmersión a la cultura mexicana con la leyenda de la ‘Llorona’. “Annabelle” es la primera trilogía que ya se formó. La mediocre primera entrega dirigida por John Leonetti terminó sirviendo como puntapié para que David Sandberg consiga una sólida segunda entrega que ordenó los papeles. Ahora, uno de los estrenos fuertes del período de invierno (verano en Estados Unidos) es la tercera parte, “Annabelle 3: Viene a casa”.

La dirección y el guión son de Gary Dauberman, un debutante como director, pero experimentado como guionista, que ya había sido uno de los responsables de escribir el libreto de “It” (2017), y las
dos anteriores entregas de “Annabelle”.

En esta nueva película, el matrimonio de los Warren decide llevarse la muñeca Annabelle para evitar que cause mayores estragos. La encierran bajo llave en la sala de objetos poseídos de su casa. Una noche, la pequeña hija de los Warren queda al cuidado de su niñera, quien por un descuido de
su amiga acaba liberando a poderosos espíritus malignos que merodearan la casa.

La trilogía va de menos a más, eso está claro. Luego de la mejoría registrada en la segunda cinta, Gary Dauberman pone toda la carne al asador y nos ofrece una montaña rusa de emociones.
“Annabelle 3: Viene a casa” transcurre toda en el interior de la vivienda de los Warren, con un aire ligero, despreocupado y tremendamente disfrutable. Inscribiéndose al subgénero de niñeras de los años 80’, Dauberman filma una cinta clásica, con ecos a series juveniles de terror como “Escalofríos”.

Pero la cuestión aquí es que se trata de una película que prioriza constantemente la construcción de atmósferas por sobre el jumpscare gratuito, un exceso al que habitualmente pueden llegar a caer producciones como esta. Dauberman busca los movimientos y las angulaciones necesarias para no caer en lo obvio, en lo banal.
Los Warren no son parte de esta aventura, y eso hace mucho más interesante toda la cuestión. El conflicto pasan a sufrirlo dos adolescentes y una niña que no poseen ningún tipo de conocimiento sobre demonios.

Probablemente se trate de un film algo edulcorado, con apenas violencia y un empaque casi para toda la familia, pero “Annabelle 3: Viene a casa” es una muy buena variante dentro de una trilogía en franco crecimiento. Una de las mejores películas de terror del 2019.

Opinión: Muy buena.