Annabelle 3: Viene a Casa

Crítica de Alina Spicoli - Estrelladas TV

El mal dejó de estar contenido

Annabelle 3: Viene a Casa (Annabelle Comes Home, 2019) es una película de terror que constituye el debut en la dirección de Gary Dauberman, reconocido por ser el guionista de IT (2017) y de las dos anteriores entregas de Annabelle. A partir de una historia concebida por James Wan y Dauberman, esta tercera parte de la muñeca endemoniada se alza como la séptima cinta dentro del universo del Conjuro. Vera Farmiga y Patrick Wilson vuelven a ponerse en la piel de los investigadores paranormales Lorraine y Ed Warren, no obstante aquí el protagonismo lo tiene la joven Mckenna Grace (Yo Soy Tonya, Capitana Marvel). El reparto se completa con Katie Sarife, Madison Iseman, Michael Cimino, Samara Lee, Bill Kottkamp, Luca Luhan, entre otros.

Un año después de que Ed (Patrick Wilson) y Lorraine (Vera Farmiga) deciden mantener a la muñeca Annabelle bajo llave en una caja de cristal, la pareja debe hacer un viaje por lo que dejan a su pequeña hija Judy (Mckenna Grace) con la niñera Mary Ellen (Madison Iseman). En ese tiempo que los Warren no están en el hogar, Daniela (Katie Sarife), amiga de Mary, ve la oportunidad perfecta para conocer la casa del demonólogo y la clarividente más cuestionados del país. Sin hacer caso a las advertencias de Mary Ellen, Daniela entrará al cuarto donde los Warren guardan todos los artefactos malignos. Al abrir la caja donde se encuentra Annabelle, el mal será desatado haciendo que tanto Daniela como Mary Ellen y Judy pasen unas horas llenas de espanto.

Objetos que se caen solos, ruidos extraños, golpes en la puerta para que después no haya nadie, espíritus demoníacos detrás de los personajes y luces que se apagan solas son solo algunos de los clichés que abundan en esta producción, la cual no requirió de mucho presupuesto ya que casi toda la trama sucede dentro de la casa de los Warren. Aunque la película tenga una estética oscura y neblinosa bien lograda, en ningún momento logra generar tensión o miedo, lo cual es un grave problema teniendo en cuenta que estamos ante una película de terror.

Esto sucede gracias a que la historia no tiene nada innovador para aportar: jump scare tras jump scare, ya estamos acostumbrados a la temática de las casas embrujadas por lo que la película en sí se convierte en más de lo mismo. Como la muñeca no es suficiente antagonista, el director decidió agregar a otras figuras malévolas como una novia que posee personas, un hombre lobo/sabueso infernal y un barquero con monedas sobre sus ojos. Los nuevos personajes demoníacos solo sirven para que la película logre alcanzar la duración deseada, ya que no hay intenciones de desarrollar a cada uno como se debe.

Por otro lado, del trío protagónico solo sale bien parada la niña Mckenna Grace, que brinda una notable actuación con la que el espectador logra empatizar. Judy se enfrenta a situaciones de bullying en la escuela por la labor que realizan sus padres, pero no solo eso la perturba sino también el don que posee (al igual que su madre, Judy ve a personas muertas o sabe información por sí sola). Mckenna ya venía demostrando que es una joven actriz en ascenso en filmes como Un Don Excepcional (Gifted, 2017) o series como La Maldición de Hill House (The Haunting of Hill House, 2018); en este caso, su personaje es el único que tiene inteligencia, lo que hace que la película sea más llevadera teniendo en cuenta que cada acción que realiza Daniela (Katie Sarife) es completamente estúpida.
En cuanto a la pareja de los Warren, resulta una lástima que su aparición en el filme sea tan corta. Lorraine y Ed solo están presentes en el comienzo y el desenlace, dejando la sensación de que si hubieran tenido más tiempo en pantalla la película hubiese sido otra cosa.

En conclusión, Annabelle 3: Viene a Casa está muy por debajo de lo que nos brindó Annabelle 2: La Creación (Annabelle: Creation, 2017). Sumamente trillada y con un guión que no le da importancia a la mayoría de sus personajes, esta nueva película dentro del universo del Conjuro solo puede ser disfrutada si no es tomada muy en serio.