Annabelle 2

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Explotando un poco más la franquicia iniciada con "El Conjuro", "Annabelle 2: La Creación", intenta corregir varios de los problemas de su primera entrega. Pero repite el inconveniente principal de aquella, su falta de inspiración para crear una atmósfera propia.
El género de terror suele ser bastante repetitivo. Cuando alguien encuentra una nueva fórmula que le da resultado, suelen venir pegado a ella, decenas de películas que la copian con mayor o menor calidad y resultados dispares. Todo hasta que se agota y aparezca la nueva moda. Algo así sucedió en 2013 con El Conjuro.
Terror de alto presupuesto, tomado en serio, y que, en base a “historias reales”, volvió a instalar las películas de posesiones en casas embrujadas. Probablemente poniéndole fin al fagocitadisimo subgénero del found footage.
El éxito del "El Conjuro" fue tan grande que hasta creó una suerte de mitología o universo propio. Universo que los mismos productores no están dispuestos a dejar descansar. De eso se trata "Annabelle 2: La Creación".
Durante las promociones de "El Conjuro" nos mostraban a una muñeca terrorífica en una silla mecedora, que en los hechos solo aparecía en las primeras escenas introductorias de la película. Al año siguiente esta muñeca tuvo su propia película que intentaba contarnos el origen de su posesión.
Como aquella fue otro éxito de taquilla pero en las opiniones dejó poco contentos a los fans, ahora hay otro capítulo en esta historia que nos cuenta un episodio anterior al de aquel origen, o sea ¿Un verdadero origen? Pues veamos. Todo comienza con un juguetero, Samuel Mullins (Anthony LaPaglia) que crea muñecas de porcelana a pedido o en pequeñas series.
El hombre está casado y tienen una pequeña hija, Bee (Samara Lee). Pero esta felicidad no va a durar demasiado, a los pocos minutos, vemos como un accidente al costado de la carretera se lleva la vida de la niña. Pasan doce años, y un grupo de huérfanas, dirigidas por la joven monja Charlotte (Stephanie Sigman) y el sacerdote Massey (Mark Bramhall), se dirigen a un nuevo hogar. Sucede que el matrimonio Mullins ofrece su casa como refugio para aquellas niñas y los religiosos, y hacia allí se dirigen.
De inmediato, se puede apreciar que en el lugar hay secretos que mejor dejar ocultos. Un dormitorio cerrado con llaves; Esther (Mirando Otto), la mujer de Samuel, que se mantiene oculta, recostada, y parece tener algún problema mental,;y la actitud de Samuel que tampoco es la más placentera.
En definitiva, hay dos niñas huérfanas, Linda y Janice (Lulu Wilson y Tahita Bateman, respectivamente), la segunda con problemas para caminar, y serán ellas el centro de atención para el mal que aguarda en el lugar. ¿Y Annabelle?
Uno de los problemas que tuvo el film anterior a este era la dificultad para sortear el embrollo de meter miedo con un objeto inanimado. No, Annabelle no es Chucky ni Puppett Masters, no es muñeca que camina, es una muñeca con un demonio adentro.
La solución, darle menos entidad. Si bien "Annabelle 2: La creación" nos contará otro origen de la posesión que “sufre” la muñeca (sin borrar los hechos posteriores que ya nos contaron), su historia pasa por otro lado, algo más grande.
Hay que decirlo, si bien la transforma en historia genérica, ese es uno de sus aciertos y lo que la hace superior a la primera entrega. La muñeca deambula en los brazos de Janice y se entiende que es central para todo lo que sucede, pero el terror no viene directo de ella sino de los sucesos extraños que suceden en toda la casa.
Samuel, Esther, Linda, Janice y Charlotte son buenos personajes, así como también algunas de las otras huérfanas, generan algo de empatía o temor, depende de quienes sean, y cuentan con interpretaciones correctas para este tipo de propuesta que buscan más que nada a aquel que pegue el grito más aterrador.
Sin embargo, "Annabelle 2: La Creación", aunque un paso adelante sobre el film de 2014, no llega a concretarse como el film que pudo ser. Las causas, esta vez, quizás deban encontrarse en el film anterior de su director David Sandberg, Cuando las luces se apagan. El exceso de jump scares, o golpes de efecto.
Todo parece que en el film tiene que generar clima. El tema es que es un clima falso, que termina por generar rutina. Cuando realmente llegue el terror real, la propuesta se apuntala, gana en dinamismo, pero ya quedó resentida por todo aquel tramo en el que nos intentaron asustar con bajas armas.
Al engaño al espectador, súmenle una historia con varias incongruencias y agujeros imposibles de disimular; y un permanente intento por introducir a film dentro del universo más grande de "El conjuro", y terminan por debilitar algo que, puede ser aceptable, pero realmente pudo ser mucho mejor.
En los aspectos técnicos se nota buena producción, buen clima creado por la locación y el trabajo de fotografía, y buen presupuesto. Es eso lo que, por un lado nos hace pensar que estamos viendo algo mejor que la media “barata” y sin sentido, pero, a su vez, que, con tanto presupuesto, se pudo conseguir un resultado más sólido.
"Annabelle 2: La Creación" intenta ir por los mismos caminos de la mucho más lograda "Ouija 2" (si hasta se lleva a la pequeña Lulu Wilson) para apuntalar una flaca primera entrega. Pero no posee la inspiración que sobraba en aquella. Al igual que la primera Annabelle todo nos hace sentir que estamos frente a un producto menor que sirve para tapar el bache de ansiedad entre el plato fuerte de las "El conjuro".