Anna: El peligro tiene nombre

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Con esta original historia de Guerra Fría en la que una modelo top también puede ser una homicida, Luc Besson vuelve al estilo de thrillers como “Nikita” y “El perfecto asesino”. Pero la mayor cualidad de “Anna” es su capacidad de romper con la narración convencional para armar un rompecabezas donde la acción transcurre seis meses atrás y seis meses adelante permanentemente, mientras el espectador descubre, en esos saltos temporales, lo que le había escondido en la escena previa.

Este tour de force narrativo muestra a Besson en plena forma tanto para contar una historia compleja como para poner en escena situaciones violentas dignas de sus mejores películas. Este explosivo cocktail fashion tambien incluye otros elementos, como una mirada corrosiva al mundo de la moda y una excelente ambientación de época, ya que el film trasncurrre entre fines de los 80 y 1990.

Besson, que descubrió a Anne Parillaud y a Milla Jovovich, aquí le da un espaldarazo a la multifacética Shasha Luss, que prácticamente cambia de look para cada masacre. Pero la que se roba la película es su jefa Helen Mirren, una espía rusa más talentosa que sus colegas masculinos Luke Perry y Cillian Murphy.