Aniquilación

Crítica de Ignacio Andrés Amarillo - El Litoral

El color que cayó del cielo

Ignacio Andrés Amarillo
iamarillo@ellitoral.com

Netflix se metió en el último tiempo como un actor fundamental en la generación de contenidos audiovisuales: hace rato que dejó de interesarse solamente en la distribución de los contenidos. Ha mantenido en los últimos tiempos una polémica con Amazon Studios sobre la circulación: al tiempo en que concuerdan en la parte -llamémosle- “televisiva”, distribuida por streaming, Amazon se ha vinculado con el cine desde el lugar de un estudio tradicional, apuntando a la coproducción, la adquisición de producciones independientes y finalmente en la distribución para salas; así, debutó con “La rueda de la fortuna” de Woody Allen, sosteniendo al mismo tiempo la estructura del sistema de premios y la prensa que da la vida pública de las cintas exhibidas. Netflix por su parte apuesta a la distribución directa por streaming de materiales a los que llega de las mismas formas, por lo que empieza a generarse un contingente de filmes que son capturados en Sundance, Cannes y mercados de otros festivales para su distribución directa en la plataforma, saltándose en las salas (aunque en algunos casos se exhiban en California, para cumplir con los requisitos de la temporada de premios).
La apuesta en cuanto a “nichos” parecen ser dos: por un lado el universo de los documentales, que históricamente tienen mayor dificultad a la hora de su circulación en las salas: “Icarus” se acaba de llevar el Oscar en la categoría, como “Amy” lo hizo en 2016. El otro terreno estaría dado en cierta ciencia ficción que quizás se perdería en el mercado de la exhibición tradicional, o ni siquiera tendría mucho apoyo de las distribuidoras. Un ejemplo de esto es “The Cloverfield Paradox” (tercera entrega de la “saga conceptual” liderada por J. J. Abrams), “Mudo”, de Duncan Jones, o “El Titán”. En este terreno se inscribe “Aniquilación”.

Lo desconocido
La historia se mueve en flashback. En principio, se nos muestran dos circunstancias: una especie de meteorito impactando en un faro costero, y el interrogatorio a una mujer que después sabemos que se llama Lena, en un lugar aséptico, sobre la misión de la Expedición 12, en la que participó. Con el correr de los saltos temporales nos vamos a enterar de que ella es una ex militar y profesora universitaria de biología, casada con un soldado en actividad, que estuvo desaparecido por casi un año y un día llega a su casa actuando como extraviado y con severos problemas de salud.
Cuando él, Kane, se descompone, Lena llama a una ambulancia pero el viaje es interceptado: ambos son conducidos a una instalación secreta llamada Área X, donde se percata de que Kane se perdió como integrante de la Expedición 11 (de la que es el único sobreviviente), vinculada con el impacto: el meteorito ha generado un campo extraño en la zona circundante, al que llaman “El Resplandor”, que se va expandiendo y altera los parámetros físicos y biológicos en el área.
Al poco tiempo, se entera de que está por partir una expedición integrada sólo por mujeres que va a seguir los pasos de las anteriores para encontrar el lugar del impacto y saber de qué se trata, ante el miedo de que la expansión de la zona anormal sea indetenible. La misma está integrada por Josie Radek (física), Cass Sheppard (topógrafa y geóloga) y Anya Thorensen (paramédica), y liderada por una de las jefas en el Área X, la doctora Ventress (psicóloga), con sus propias motivaciones para lanzarse a esa peculiar aventura. Da la casualidad de que justo las habilidades de Lena como bióloga y ex soldado vengan de perillas para redondear el equipo femenino, por lo que termina uniéndose a él con la expectativa de saber qué le pasó a su catatónico esposo.

Lo indescriptible
Al adentrarse en la zona espectral irán descubriendo las diferentes alteraciones que allí sufre la biología, lo cual las enfrentará a diferentes peligros, y las pondrá en crisis entre ellas. No vamos a spoilear más al estimado lector, pero podemos afirmar que la historia funciona bastante bien, por lo menos para la gente que podría engancharse con cintas como “La llegada” (decimos esto porque hubo detractores que decían que “La llegada” era mala sólo porque era compleja). “Aniquilación” tiene una dimensión superficial, de terror y aventuras (hay una familiaridad en algunas escenas).
Aquí se juega con la alteridad de lo alienígena, incluso tiene su clímax de contacto (ups, estamos volviendo al spoiler), pero donde más se trabaja en la cuestión estética. Hay un gran acierto en la fotografía, que desde el vamos (en las escenas del mundo “normal”) trabaja una estética crepuscular, con soles bajos entre los árboles y las ventanas, o luces artificiales incidiendo perpendicularmente. La idea de crepúsculo siempre circunda el pasaje entre nuestra realidad y una alternativa (pensemos ya desde el título en “Desayuno en el crepúsculo” de Philip K. Dick), así que esa imaginería ya genera una intranquilidad sobre el espectador.
Ni hablar de lo que pasa en el mundo del Resplandor. Si bien se basa en la novela de Jeff VanderMeer (primera parte de una trilogía, llamada Southern Reach) la búsqueda va para el lado de una estética a lo H. P. Lovecraft: colores cambiantes e indescriptibles (como en “El color que cayó del cielo”, que tenía su propio meteorito), criaturas de biología irregular (como en “La sombra sobre Innsmouth”, por poner un ejemplo, y “algo” que podría ser “el mellizo” de “El horror de Dunwich”).

Pocos e intensos
El experimentado guionista y escritor Alex Garland (autor de la novela de “La playa”) hace aquí su segundo trabajo en la dirección, algo no menor teniendo en cuenta de que su primera experiencia fue realizar su propio guión en “Ex Machina”, cinta sobre inteligencia artificial que se ha vuelto de culto (y cimentó la carrera de Alicia Vikander). Aquí vuelve a una ciencia ficción “para pensar”, con elenco acotado y tensiones veladas entre los personajes. Y convoca nuevamente a la dupla compositiva integrada por Geoff Barrow (el “cerebro” de la banda Portishead) y Ben Salisbury, una garantía de extrañeza e intranquilidad.
También le da margen de lucimiento y fortaleza a una protagonista que de lejos parezca frágil: en este caso es Natalie Portman la que se mueve holgada en su personaje, llenando la pantalla con sus diferentes registros. Jennifer Jason Leigh puede mostrar algunos matices como Ventress. Complementa Gina Rodríguez en la piel de Thorensen, fuerte pero siempre al límite; Tessa Thompson como Radek, la más frágil del equipo; y Tuva Novotny como Sheppard, la más “de vuelta”.
Oscar Isaac, ahora en alza como el Poe Dameron de “Star Wars”, vuelve como Kane, pero más como un amuleto del director, ya que estuvo en “Ex Machina” (como Sonoya Mizuno, que repite en un rol menor). Redondean el cast Benedict Wong (el Kublai Khan de “Marco Polo”) en el rol de Lomax, el interrogador de Lena, y David Gyasi, colega docente con secretos compartidos.
Quizás Isaac pueda expandir su rol, si se filman las siguientes novelas de la trilogía. Los misterios quedan en el aire, es cuestión de abrir los ojos a los colores que no queremos ver.
* * *
BUENA

“Aniquilación”
“Annihilation” (Estados Unidos, 2018). Dirección: Alex Garland. Guión: Alex Garland, sobre novela de Jeff VanderMeer. Fotografía: Rob Hardy. Música: Geoff Barrow y Ben Salisbury. Edición: Barney Pilling. Diseño de producción: Mark Digby. Elenco: Natalie Portman, Jennifer Jason Leigh, Gina Rodríguez, Tessa Thompson, Tuva Novotny, Oscar Isaac, Benedict Wong, David Gyasi. Duración: 115 minutos. Apta para mayores de 16 años. Se lanzó directamente para streaming en Netflix.