AninA

Crítica de Roberto Iván Portillo - Naranjita Cine

La coprodución Uruguay-Colombia nos trae una obra honesta y simpática.

Tarde pero seguro. Tras 4 años de su estreno oficial en Uruguay, llega la película animada de Alfredo Soderguit que conecta la igualdad, la honestidad y la peripecia de una estado casi olvidado, la niñez.

Anina se puede ver de atrás para adelante, de adelante para atrás. La historia de una época a través de la mirada de una pequeña niña quien pertenece a colegio público rioplatense. No es fácil olvidar los recuerdos del la escuela pero resulta aún más difícil recrearlos. Es justamente la osadía de una dirección noble lo que destaca a este film animado, siendo el segundo de este categoría en su país (“Selkirk, el verdadero Robinson Crusoe”, la obra del animador Walter Tournier, le ganó la pulseada estrenándose unos meses antes).

Anina Yatay Salas no es un chica cualquiera, tiene características particulares, pero ella hace vehemente foco a uno al que le parece una tragedia minúscula: su nombre. El padre deicidio darle llamarla así por un juego de palabras: “Ser triple capicúa es de la buena suerte“, aunque la protagonista no lo crea así porque dice que es el nombre más feo de la historia. Además de que su dichoso nombramiento le trae problemas en los recreos del colegio.

Anina tiene que lidiar contra el bullying y el abuso de la autoridad de las maestras. Es así cómo se desarrolla la primicia del inicio donde el enfrentamiento con una de sus compañeras que odia le descaderara una tarea inusual por parte de la directora, tendrá que mantener cerrado un sobre misterioso por una semana. Entre preguntas, curiosidad y resistencia psicología, la chica descubrirá nuevas cosas a su alrededor que le eran impensadas antes de meterse en líos menores.

La animación propuesta por el uruguayo nos invita a viajar a una etapa con dificultades muchas veces olvidadas. “Los adultos corren para escapara, los chicos para descubrir”, dijo Walter Veltroni (ex alcalde de Roma) para hablar de su último film, y que en menor medida resume esta maravillosa desventura de una estudiante de 7 años.

El director confía plenamente en sus bocetos (recreados con prodigioso y recóndito empeño), en un nivel superior a la mayoría de las producciones animadas en América Latina y con mucha más magia que sus pares internacionales. “Anina” es una propuesta que merece no solo su visión sino su reconocimiento en el mundo animado.