AninA

Crítica de Mariana Mactas - TN - Todo Noticias

Vista en el Bafici porteño y festivales internacionales, esta delicada, artesanal y muy artística película de animación uruguaya se centra en la historia de una nena que detesta su nombre. Anina no quiere llamarse así porque el palíndromo -que se puede leer igual de atrás para adelante- genera las burlas de sus compañeros en el colegio: Anina Yatay Salas. A ella le gustaría un nombre más normal, y a medida que crece empieza a hartarse de la obsesión de su padre por los palíndromos, que encuentra y forma por todas partes, incluidas canciones y curiosos regalos que a Anina ya no le hacen gracia. Más allá de la anécdota, que quizá no es lo suficientemente atractiva como para sostenerse a lo largo de 78 minutos, Anina brilla por la belleza de sus dibujos, como cuadros de una Montevideo reconocible en sus detalles: el ómnibus, la parada, las fachadas de los chalecitos grises artdecó, las calles vacías de árboles pelados y su extraña gracia. Las voces de los personajes infantiles tienen la frescura y la gracia de las voces de niños y niñas que suenan naturales, como las de los personajes adultos, poco impostados. A través de las situaciones que vive el personaje en su mundo exterior -el colegio, las amigas, las maestras- y el ámbito de la casa, se arma y redondea una película sensible y original que observa, los efectos de las manías, mandatos u obsesiones paternas en los hijos. Y lo hace con ternura y sentido del humor.