Animales nocturnos

Crítica de Carolina Taffoni - La Capital

La venganza será terrible

Tom Ford es mucho más conocido como diseñador de moda que como cineasta. Sin embargo, en 2009 fue elogiado por su ópera prima, "Sólo un hombre", y ahora llega con "Animales nocturnos", una película ambiciosa que no siempre está a la altura de sus pretensiones. Después de una brillante secuela inicial, el director nos presenta a su protagonista, Susan, dueña de una galería de arte, rica, deprimida y con un matrimonio en crisis. Un día Susan recibe un libro: se trata del borrador de una novela a punto de ser publicada por Edward, su ex marido, un hombre con el que estuvo casada de muy joven y al que no ve desde hace 20 años. A partir de allí la película se divide en dos partes totalmente distintas: por un lado la realidad de Susan (un melodrama) y por otro la trama de la novela de su ex, un thriller que transcurre en las rutas de Texas y que recuerda a Cormac McCarthy. Sutilmente, y con una gran dosis de suspenso, estas historias de irán uniendo en un único vínculo con el pasado. "Animales nocturnos" es oscura y angustiante, y es capaz de mantener al espectador en permanente alerta, pero la mirada siempre elegante y estilizada de Ford le quita intensidad a la historia. Por suerte este punto débil se ve compensado por momentos por el trabajo de los actores: Amy Adams y Jake Gyllenhaal son una pareja de lujo. Y Michael Shannon también se luce como un detective solitario en medio del desierto.