Animal

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

El segundo largometraje de Armando Bo (El último Elvis) es una sátira protagonizada por Guillermo Francella como un hombre que necesita un riñón y no puede esperar los tiempos de un sistema que no funciona.
Escrita por Armando Bo junto a Nicolás Giacobone (dos de los guionistas de Birdman que ganaron el Oscar), Animal presenta a un hombre que logró construirse una buena vida, un buen trabajo, una linda familia con hijos, una linda casona. Y entonces le falla la salud y se ve obligado a entrar en una lista de espera para recibir un riñón. Mientras espera entre sesiones de diálisis, el tiempo pasa y comienza aflorar su miedo e instinto de supervivencia.

Antonio, como repite él y como le recuerda su mujer, es un buen hombre, que hizo las cosas bien en la vida, que trabajó y pudo comprarse su propia casa. Y sin embargo no puede acceder a un riñón, algo que le resulta vital. El sistema no funciona: no puede ser que no pueda comprar un riñón que es lo que necesita en estos momentos. El tiempo empieza a correr y su nombre en la lista no avanza. Entonces decide buscar alternativas.

Navegando por internet encuentra el aviso de un hombre que ofrece su riñón por una casa. En teoría no es ilegal que alguien se ofrezca a darle un riñón (la idea era que fuese su propio hijo pero éste termina escapándose asustado). Todo indica que podría ser un acuerdo justo.

Es acá cuando entran en escena Elías y Lucy. Una pareja de jóvenes que no tienen hogar y viven temporalmente en un asentamiento. Ella además está embarazada. Pero nada va a ser tan sencillo como esperaba Antonio (ni el propio Elías, al que quieren imponer una alimentación sana y que deje de beber alcohol), pues sus demandas se van tornando cada vez más grandes y van invadiendo a su familia y su propia casa. Que seamos pobres no quiere decir que seamos tontos, piensan ellos y aprovechan la desesperación de Antonio para pedir aquello a lo que por ellos mismos no creen poder acceder.

De a poco va saliendo a flote lo peor de cada personaje. Todos tienen un costado oscuro al que no siempre les es difícil acceder (como lo que sucede en una de las escenas finales en una clínica de cirugía estética).

Si bien estamos ante la idea de sátira, lo cual permite corrernos un poco del realismo o exagerar ciertas posturas y trazos, el problema principal de Animal es su construcción inverosímil. Además de personajes que resultan poco (o nada) agradables, muchas de las pequeñas decisiones que se van tomando a lo largo del relato resultan poco probables. Todo está construido a favor de una comedia negra pero no se preocupa en ir más allá.

La película está filmada en la ciudad de Mar del Plata. Las calles de la ciudad, el puerto e incluso el Chateau Frontenac sirven como locaciones. Todo esto funciona como un lindo marco. A nivel técnico hay una buena composición de planos y un buen uso de la banda sonora. El ritmo de thriller recién comienza a acentuarse sobre la segunda mitad.

En cuanto a lo actoral, Guillermo Francella demuestra que puede desenvolverse prácticamente en cualquier registro, mientras que Carla Peterson está algo más deslucida. Federico Salles y Mercedes De Santis apuestan al estereotipo con el que fueron escritos sus personajes.