Ánima Buenos Aires

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Con aires de barrio

María Victoria Ramírez es la directora de este largometraje de animación nacional integrado por cuatro historias que descubren, cada una a su manera, el espírtu de los barrios porteños.

Ánima Buenos Aires pinta su propio mundo a partir de las mirada de artistas como Caloi, Carlos Nine, Florencia Faivre y Pablo Rodríguez Jáuregui, y recurre a la técnica de la animación en 2D, con dibujos y hasta acción en vivo en uno de sus relatos.

A través de viñetas animadas por una pareja de bailarines que recorre los paredones y los frentes de las casas, se hilvanan los cortos a los largo de una hora y media. Queda claro que la película no quiere competir con otras costosas producciones del género. Todo lo contrario, ya que genera un lenguaje reconocible que anima el humor gráfico argentino. De este modo, el corto estrella del film es Mi Buenos Aires Herido (de Caloi y María Verónica Ramirez) que centra su narración en un bar, su dueño, los clientes y una pulposa mujer con la que todos sueñan. La mesa del bar, el tango, los amigos, las penurias, el malevo pegado al farol de la esquina y el policía, le sientan muy bien al relato que mezcla humor y magia.

También da en el blanco Bu-Bu (de Carlos Nine), que cuenta con la participación de Horacio Fontova en la piel de un delincuente, abatido por la policía, que trae las imágenes de sus amigos del barrio y sus delitos en medio de prostitutas y caramelos. Todo en blanco ynegro,

Los relatos que completan Ánima Buenos Aires son Meado por los perros (Pablo Faivre y Florencia Faivre), sobre un carnicero bastante particular que ve amenazado su negocio cuando un supermercado se instala cerca del barrio; y Claustrópolis (Pablo Rodríguez Jáuregui), impulsada por dos niños que se expresan a través de los grafittis y descubren el placer de la libertad y del juego en la ciudad.

Una película pensada para adultos, que se mueve entre veredas, bares, tangos y farolitos porteños. Una paleta multicolor plasmada en viñetas que tienen ese "que se yo" tan cercano e incomparable.