Anconetani

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

La documentalista Silvia Di Florio y Gustavo Cataldi dirigen esta película sobre Nazareno Anconetani, el último de los hijos de Giovanni Anconetani, y la primera y única fábrica de acordeones de Latinoamérica.
La película expone muchas pequeñas historias dentro dela principal que gira en torno al nacimiento de esta fábrica, y explora el trasfondo y la familia que se esconde detrás de la marca de acordeones. Es por momentos un viaje al pasado, es a veces el reflejo de un trabajador entregado cien por cien a su oficio, se habla de la migración, de la música, resumiendo, de la vida. De la vida de un trabajador que aún a su avanzada edad sigue en el taller, porque realmente ama lo que hace. “Antes de nacer yo ya estaba en el taller”, toda una vida entregada a una pasión más que a un trabajo.
Narrado por el propio Anconetani, a veces en español pero otras veces en italiano, el film se sucede a través del registro de diferentes situaciones cotidianas para este hombre, junto a su narración que deja en evidencia a un hombre siempre intenso que disfruta de relatar historias.
Otro detalle a favor de la película es el uso que hace de la música, una protagonista incuestionable del film. Es ya en los primeros minutos en que sus directores dan un claro ejemplo de cómo utilizar de manera adecuada e interesante los recursos que un medio audiovisual permite, interactuando entre sonidos e imágenes de una manera rítmica y armoniosa.
En fin, Anconetani es una película pequeña (además de que tiene sólo una hora de duración), sin muchas pretensiones, hecha desde el corazón, de manera honesta, y en su sencillez radica el encanto que además imprime principalmente su protagonista.
Es que además el film expone ciertos oficios que hoy en día ya casi no existen, y sobre todo valores. “Menos mal que la gente todavía valora las cosas genuinas. Si se valoran esas cosas todavía hay algo que hacer”, reflexiona Nazareno cerca del final.