Amsterdam

Crítica de Sebastián Valle - Revista HUSH

David O. Russell encuentra poesía en la marginalidad. Su filmografía está llena de freaks que tienen estilo en su extravagancia: estafadores, yonquis, desocupados y sociópatas que habitan los bordes astillados del american dream y nos muestran el lado kitsch que todos llevamos adentro. Amsterdam continúa esa épica de los pobres, buscas, excluidos y silenciados que el cineasta trata como una especie exquisita y moribunda, una fauna involucrada esta vez en un misterio de asesinato, una historia de amor prohibido y un intento de golpe fascista en la década de 1930.