Amour

Crítica de Uriel De Simoni - A Sala Llena

Amores como el nuestro, no deben morir jamás”

Pretérito imperfecto. Unos días antes de ver la última película de Haneke, conociendo los precedentes consagratorios del director y los galardones obtenidos, me surgió la duda acerca de la incredibilidad de lo que estaba por ver. Un tráiler denotaba poco, imaginaba mucho, pero eso no era una película. Era un preconcepto. Tenía la sensación de que, si colocaba estratégicamente algunas cámaras ocultas en la casa de mis generaciones pasadas, podría tener algo similar a la experimentación mortal de Haneke. Una vez más estaba equivocado, mis abuelos siguen presentes en las caracterizaciones octogenarias, pero es inevitable hoy, luego de haber pasado por el cine, observar a una pareja de ancianos y no remitirme al sentimiento puro que hay entre ellos, a esa energía que el austríaco se encargó de enfrascar y escupirla en el set con el terrible y genial resultado que ya se viene...