Amores infieles

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

En Amores infieles el director Paul Haggis vuelve a presentar otra película coral del estilo de Vidas cruzadas (Crash).
Una producción que en el 2006 volvió loco a los críticos norteamericanos, pero tuvo una recepción diferente en el resto del mundo, a tal punto que todavía se cuestiona el Oscar a la Mejor Película que ganó sobre filmes superiores como Munich, Capote y Buenas noches y buena suerte (George Clooney).
En esta ocasión Haggis abordó el tema de las relaciones de pareja, donde la confianza y la culpa son dos tópicos importantes que se trabajan en las tres historias que se presentan.
Una particularidad de este film es que fue íntegramente realizado en Roma y Haggis reconstruye a la perfección las ciudades de Nueva York y París donde transcurren algunos de los relatos.
Es notable lo que hizo sobre todo con la localidad norteamericana, ya que si no contás con esa información jamás te hubieras dado cuenta que la película se filmó en Italia.
Lo mejor de Amores infieles pasa por el trabajo del reparto, donde las mujeres brindan las interpretaciones más destacadas como el caso de Mila Kunis, Olivia Wilde y Moran Atias, quien ya había trabajado con el director en Vidas cruzadas y Sólo tres días (Russell Crowe).
También resulta atractivo disfrutar a Liam Neeson en un rol diferente de los héroes de acción que viene encarnando en el último tiempo, pese a que su personaje tiene todos los clichés del clásico escritor conflictuado.
El problema que tiene esta propuesta es su duración de 137 minutos que por momentos convierten al film en una odisea soporífera interminable. Sobre todo porque los tres melodramas de telenovela que presenta Haggis nunca llegan a ser emocionantes.
Por otra parte, los personajes que creó el director tampoco son interesantes y esto impide una conexión emocional con las situaciones que atraviesan.
A lo largo del film desfilan distintas personas con serios problemas emocionales que terminan siendo roles cinematográficos vacíos con los que cuesta mucho empatizar.
Para empeorar las cosas, hacia el final Haggis revela la conexión de los tres argumentos con un supuesto giro inesperado que resulta forzado y hace poco por levantar este drama pretencioso que no termina de convencer.
En la parte final el director aspira a convertirse en David Lynch pero termina siendo M.Night Shyamalan en su etapa decadente.
Entre los dos estrenos con Liam Neeson que llegaron esta semana a la cartelera, la propuesta policial es la que vale la pena, Amores infieles podés dejarla para la televisión que no te vas a perder nada relevante.