Amor sin límites

Crítica de Martín Morales - MM Críticas

UN AMOR DE FANTASIA

Esta nueva película de Neil Jordan introduce una historia dramática muy común dentro del género, acompañada con un relato que en todo momento toca tintes fantásticos, bien logrado, con una armonía y un estilo narrativo intimidante y tranquilo, que se destaca durante todo el transcurso de la narración. Lamentablemente, el sentimiento de paz y de imaginación desarrollado durante casi la totalidad del argumento, se ve frágil y olvidado al final.

La historia tiene todos los condimentos justos para convertirse en el típico drama de cuentos de hadas. Por un lado, está Syracuse, un pescador sucio, que tiene una hija enferma y quiere encontrar lo más rápido posible a un donante que la pueda ayudar. Una tarde, descubre en sus redes, mientras trabajaba, a una bella y desprotegida mujer. Él le va a dar hogar, alimento y tranquilidad y, al darse cuenta que ella le trae suerte en su trabajo cada vez que canta una misteriosa canción, junto con su hija, van a comenzar a pensar que es una sirena que vino a ayudarlos.

El relato comienza y se desarrolla con un ritmo muy lento, pero nunca agobiante ni desinteresado. Esta armonía con la que se decidió contar la historia funciona perfectamente para que el relato fantástico, que va acompañando el conflicto, pueda cobrar intensidad y se cree intriga alrededor de la figura femenina protagónica. Hay muchos diálogos, mucha paz visual, mostrada en base a los apaciguados movimientos de los barcos y la suave marea, junto con una elección de los tonos azules, que aportan frialdad, pero también confianza y comodidad. Es así como el relato, poco a poco, comienza a profundizar su lado maravilloso, o sea el plantar la duda sobre el origen de Ondine, la mujer, y lo hace muy bien. Las escenas en las que se puede apreciar a la pequeña niña investigando sobre la fantasía y luego hablando a solas con la muchacha, están muy bien logradas y le aportan una calma y una sensación de armonía digna de los cuentos de hadas.

Ahora bien, la cinta tiene un solo planteo conflictivo, saber de dónde viene la muchacha, y la misma, aunque introduce situaciones paralelas, nunca profundiza ni se toma el tiempo para crear sentimientos ni emociones referidas a estas otras ocasiones. La enfermedad de la niña no aporta ni perjudica el relato, no hay una intensión por hacer de esto un golpe bajo, lo cual está muy bien, pero se deja una puerta abierta cuestionando si era necesario todo lo sucedido, ya que solo le aporta dramatismo a la caracterización del padre. A su vez, toda la fantasía creada alrededor de Ondine, muy bien lograda, se ve destruida cerca del final, ya que no se deja a la libre interpretación del público su origen, lo cual está correcto, pero destruye todo lo creado con anterioridad al no ser creíbles las diferentes reacciones de los personajes en los minutos finales.

Las actuaciones son buenas. Colin Farrell está muy bien en su rol, en especial al brindarle esa incertidumbre y desconfianza, por momentos, que caracteriza a su personaje. Alicja Bachleda, Ondine, también está muy bien, sobretodo al en el trabajo que hace al plantarle la duda al espectador sobre su verdadera identidad y esa mimetización de los sentimientos en su rostro. Alison Barry, la niña, está muy correcta, el problema cae en su guión, que es poco creíble, ya que se le crea una madurez y un uso de las palabras que no van de la mano con la inocencia que siempre quiere connotar, ni con sus creencias fantásticas.

"Ondine" es una cinta que está muy bien musicalizada, en especial en los momentos dramáticos, en los que se pueden escuchar tonos leves pero movilizantes; con actuaciones correctas; un uso de la cámara y una elección de los planos satisfactoria; con una fotografía muy bella y un uso de los colores fríos acorde al tinte de la narración. Una película que se desarrolla muy bien, pero que no le da permiso al espectador a seguir soñando y ser parte de ese mundo fantástico que aquí se introduce.

UNA ESCENA A DESTACAR: escena inicial.