Amor por siempre

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Alegría y dolor según Hollywood

La idea era atendible: una joven exitosa y canchera que vive alegremente llena de amistades y encuentros sexuales y siempre huyendo de los compromisos afectivos, un día se descubre bastante enamorada de su médico. Lástima que al médico lo descubre el mismo día que éste le advierte un cáncer avanzado, ya irreversible. Igual se las sigue dando de canchera, sólo que ahora, cada tanto, también tiene algunos berrinches y creciente cansancio.

Integrada a la amplia lista de cintas románticas con risas, lágrimas, y tratamientos oncológicos al gusto americano, esta película tiene ciertos méritos de entretenimiento y llamado de atención, pero también unos cuantos defectos que la hacen medio fastidiosa: es superficial, sobradora, irregular, poblada de canciones para la venta, saturada de grititos y chistes de mujeres que se creen adolescentes, situaciones impuestas por catálogo y estereotipos relamidos. Ah, también tiene un plus curioso: cuando la joven es anestesiada, sueña que anda por entre las nubes, se encuentra con Dios, que es una negra amable, y le pide tres deseos. Uno de ellos, un millón de dólares para gastar con la madre y las amigas. Deducidos los impuestos, solo tendrá medio millón, pero igual hará un despilfarro.

En fin, las cosas han cambiado mucho desde que Bette Davis enfrentaba noblemente su destino en «Amarga victoria», y Dios solo podía representarse como una voz grave e imponente. Al respecto, esa voz famosa en «Los diez mandamientos» era la del asistente de dirección Donald Hayne. Después vendrían, con voz y figura completa, George Burns, Morgan Freeman y Alejandro Dolina en «Las puertitas del sr. López», hasta culminar ahora con Whoopi Woldberg, que por suerte está bien controlada. Así es actualmente la vida sobreterrenal según Hollywood.

Kate Hudson cumple adecuadamente sus actuaciones de chica divertida y enferma. La acompañan Gael García Bernal (un médico judeo-mexicano como aporte a la integración), Kathy Bates, Treat Williams (los padres), Lucy Punch (la amiga flequilluda) y otros, pero quien casi se roba la película es el galán enano Peter Dinklage, como un inesperado taxi-boy de filosófico sentido realista. Guión y producción, la bonita Gren Wells, de profesión actriz. Directora, Nicole Kassell, que años atrás se hizo notar con «El hombre del bosque», un drama ambiguo y triste con Kevin Bacon.