Amor por siempre

Crítica de Blanca María Monzón - Leedor.com

Amor para siempre (A Little bit of heaven) es una comedia dramática con intenciones de comedia romántica, cuyo relato está centrado en la historia una joven y exitosa publicista de Nueva Orleans, un tanto desprejuiciada, - prototipo hollywoodense menos pacato que de costumbre- quien recibe de pronto la noticia de que tiene un cáncer de colon.

Se lo comunica a sus amigos y a sus padres con la fuerza del personaje que ha decidido representar, no obstante el conocimiento de uno de los médicos que la trata hace tambalear la estructura de una mujer que no confía en los hombres, y que por ende tiene miedo a darse y a enamorarse.

El tema del film es en realidad el camino por el cual ella llega a vencer el miedo, para por fin disfrutar de una relación que le permita ser ella.

Y está bien que su directora haya elegido focalizar en ese impedimento, que como todos tienen su origen en la infancia, más precisamente en la imposibilidad del padre de transmitir los afectos.

Ya que el tema médico en sí está absolutamente mal tratado, diría casi con una excesiva liviandad y desconocimiento.

No obstante se puede decir que, sin recurrir a golpes bajos, el film por su argumento y por el trabajo de Kate Hudson en particular, alcanza momentos en que logra realmente emocionar al espectador. Ya que la tragedia es abordada desde el ritmo vital de su personaje. Aunque esa vitalidad, tanto de ella como la de los personajes que la rodean bordeen en algunas escenas la banalidad.

Sería incomprensible por otra parte, que como personaje cuya elección es no tratarse de un cáncer para elegir supuestamente “una mejor calidad de vida” con la idea de disfrutar de su ultimo tiempo en esta vida, no generase emoción.

De lo que resulta un film que podría ser duro, pero que cumple con las reglas del entertainment, con algunas escenas y personajes demasiado impostados, como el del personaje que da lugar a la traducción del mismo como “El pedacito de cielo”, sumada a una de las peores interpretaciones de Gael García Bernal –médico mexicano de origen judío- y enamorado.

Con una estética hollywoodense convencional sumada a un guión lineal e inverosímil en algunas instancias en el peor de los sentidos, el film intenta dar cuenta de lo que puede ocurrirle a una persona cuya vida de pronto hace un giro de 360 grados.

Son rescatables las buenas intenciones, ya que pretende reflexionar sobre los miedos, los afectos, el rol de la familia, los amigos, y porque no de las diferentes elecciones de los seres humanos en las mismas circunstancias. Por lo que a pesar de las convenciones, puede verse y disfrutarse, ya que logra transmitir el valor de la vida, al menos de esta que todos conocemos.

Publicado en Leedor el 29-01-2012