Amigos por siempre

Crítica de Laura Brosio - Las 1001 Películas

Un vínculo enriquecedor.

Esta comedia dramática retrata la peculiar relación –basada en una historia real– entre Phillip (Bryan Cranston), un tetrapléjico millonario, culto y serio, con su cuidador, Dell (Kevin Hart), un hombre de clase baja, con antecedentes penales, divertido, atrevido, quien está en libertad condicional y debe encontrar un trabajo si no quiere volver a la cárcel. Además, mientras siga desempleado tampoco podrá ver a su pequeño hijo.

Se trata de la versión norteamericana –que transcurre en Nueva York– del famoso y exitoso filme francés ​Les Intouchables (2011). Recordemos que en 2016 se estrenó la versión argentina llamada ​Inseparables​, dirigida por Marcos Carnevale y protagonizada por Oscar Martínez y Rodrigo de la Serna.

Volviendo a Amigos por siempre, Phillip contrata a Dell a pesar de ser el candidato peor calificado de entre los tantos que se presentaron para ocupar el puesto de auxiliar de enfermería. Sin embargo, en el mismo instante en que lo conoce algo le atrae de ese ser descarado y alegre, algo que no encontró en ninguno de los otros postulantes altamente preparados. Al principio, Dell tiene un vínculo problemático con Yvonne (Nicole Kidman), una especie de ama de llaves y secretaria de Phillip, quien rige todos los movimientos de la casa y rechaza de plano la contratación de Dell porque descree de su capacidad para el trabajo asignado. Pero después ella prioriza el bienestar de Phillip y comprende que él está más feliz desde que Dell llegó a su vida.

A pesar de ser absolutamente opuestos y de provenir de entornos diferentes, el lazo entre Phillip y Dell de a poco va fluyendo: ambos se van enriqueciendo mutuamente, se van encontrando al compartir sus respectivos mundos. Por ejemplo, cuando van a ver ópera –de la cual Phillip es un apasionado– o cuando Dell muestra su fanatismo por Aretha Franklin.

Una película de estas características podría prestarse fácilmente para el golpe bajo; sin embargo, el guion no apela a eso sino a construir un lazo complejo, con tintes divertidos y dramáticos al mismo tiempo, en la cual ambos personajes van creciendo como personas y van descubriendo las claves de la vida. Bryan Cranston se luce como ese ser desencantado que vuelve a tener ganas de vivir. En tanto, Kevin Hart muestra una vez más sus dotes de comediante sin caer en la sobreactuación, uno de los riesgos que entrañaba su papel. Ambos están bien acompañados por Nicole Kidman, quien encarna a una mujer estructurada que luego suelta sus sentimientos.

En una palabra, estamos hablando de un filme que entretiene y emociona –sin golpes bajos– con un guion bien trabajado y unas actuaciones descollantes. Si bien puede sonar reiterativo por ser la tercera versión de una historia ya conocida, vale la pena ver la película dada la buena construcción de los personajes y del vínculo entre los protagonistas.