Amigos por la vida

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Si bien no es nuevo en el cine formar una pareja obligada a convivir entre los opuestos, aquí el director y guionista Francesco Bruni eligió muy bien a sus personajes. Un hombre de 85 años, un gran poeta que ya todos olvidaron, que padece el comienzo del Alzheimer. Un veinteañero que dejo de estudiar, que pasa los días con sus amigos, toscos, casi iletrados, machistas, brutos, es obligado por su padre a trabajar de acompañante del viejo poeta. Y aunque son los extremos irreconciliables, entre las lagunas y confusiones del hombre mayor, poco a poco una verdadera relación comienza a gestarse entre recuerdos, confesiones mutuas, concejos y por sobre todo el poder de una poesía que no necesita oídos cultos exclusivamente. Para armar a sus personajes embarcados en un viaje un tanto delirante, no recurre ni a las caricaturas, sino a pasos de comedia y momentos muy logrados de autentica ternura entre el “paseador” y sus compinches inevitables y ese señor que se da algunos gustos porque un chico rebelde quiere cumplirle sus sueños. Con aires del cine italiano de antaño, pero con la frescura necesaria, contó además como actor con el gran Giuliano Montaldo, que ha actuado poco porque ocupo su tiempo en producciones y direcciones de filmes tan memorables como “Sacco y Vanzetti” o “Giordano Bruno”. Y que con Andrea Carpezano logra una química que funciona y nunca esta forzada aunque resulte previsible. No es una película que quedara en la historia pero llega a las emociones del espectador con momentos realmente bien logrados.