Amigos de armas

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Amigos de armas, la nueva película de Todd Phillips, se aleja de sus comedias predecesoras para entregar una historia más oscura aunque de un modo que logra que sea divertida.
Basada en la historia real de dos jóvenes y enfocada principalmente en el artículo escrito por Guy Lawson para la Rolling Stone, Amigos de armas relata cómo David Packouz y Efraim Diveroli se hicieron ricos traficando armas desde la pantalla de una computadora.

Miles Teller y Jonah Hill como Packouz y Diveroli son los dos actores que dan vida a estos muchachos que se la pasaban fumando porro y consiguiendo pequeños negocios que irían en aumento.

Es que eligen el momento justo para introducirse en este mundo, con Bush como presidente y sin escatimar gastos para las guerras de Afghanistan e Irak.

Todd Phillips entiende la comedia y eso ya nos lo demostró. No obstante, con Amigos de Armas, entre múltiples y explícitas referencias a Scarface y escenas con sus personajes drogados o viviendo situaciones absurdamente peligrosas, el realizador muestra una faceta menos conocida y así entrega un film que más allá de hacer reír deja un sabor amargo. Es cierto que el tema de la guerra y las armas destinadas a ellas es demasiado serio y complicado, y que aquí el retrato de estos dos personajes, especialmente en quien se apoya el punto de vista, Packouz, es ligero. Sin embargo Phillips no se aleja de la realidad, sólo se aprovecha de una historia que parece más bien salida de la ficción y a la que no le vendría mal un recordatorio en el medio, a lo Pain and Gain, de que lo que estamos viendo sí sucedió así. “Con un solo trato, dos fumones de Miami Beach se habían transformado a sí mismos en los comerciantes con menos probabilidades de muerte de la historia”; “Los dos amigos, veinteañeros apenas, eran ahora responsables de uno de los elementos centrales de la administración de la política extranjera de Bush”, se explicaba en aquel artículo.

Jonah Hill se luce como Diveroli especialmente porque tiene en sus manos un personaje de muchos matices y facetas. Diveroli es tan actor como él, siempre convincente y capaz de hacerte creer lo que él quiera que creas (como decía Tony Montana: “Siempre digo la verdad, aun cuando miento”). Miles Teller también está muy bien como Packouz, esa persona “muy inteligente y muy ambiciosa pero que no tenía idea de qué hacer con su vida”, como lo describe Lawson; aquel viejo amigo al que no vio en años y a quien Diveroli arrastra a su mundo cuando se da cuenta de que necesita un compañero. Bradley Cooper como el eslabón necesario para concretar el gran negocio y quien luego va a marcar también su destino, y Ana de las Armas (la española de Knock Knock) como la mujer de Packouz terminan de completar el elenco.

Amigos de armas dura dos horas y sin embargo éstas nunca se sienten. Porque empieza como una comedia, quizás de las que esperábamos del director, y de a poco ésta va creciendo hasta convertirse en una fábula más oscura. Divertida, inteligente y cínica, en proporciones adecuadas.