Amigos con derechos

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Portman todo, lo hace bien

Natalie Portman ha dado el salto cualitativo que todos esperábamos en estos últimos años. Siempre fue una actriz sólida, pero en esta etapa, no hay desafío que le quede chico. Es una figura de primera línea y los grandes estudios se pelean por trabajar con ella, ya que su ductilidad le permite ser una actriz todoterreno. Es decir, no hay género donde ella luzca descolocada o de pasos en falso. Está en un momento fantástico de su vida profesional y privada, y se nota. Derrocha talento. Segundo film en cartelera suyo, comedia romántica con la que se toma vacaciones de la intensidad dramática de "The black swan" y explora el género junto a un viejo conocido de la industria, Ivan Reitman. Y está bien, se lo tiene bien ganado.Su director, ha hecho muchas comedias en los dorados 80 ("Cazafantasmas", por ejemplo) y es un veterano con oficio. Tiene olfato para elegir buenos tándems (Bill Murray- Harold Ramis, DeVito-Scharzenegger luego en "Gemelos") y ha producido los suficientes films taquilleros como para saber detectar las buenas asociaciones. Aquí, se acierta claramente con el casting. Cuestión fundamental a la hora de llevar adelante una película taquillera, elegir bien a la pareja principal y por supuesto, rodearla adecuadamente. Pero primero, vamos a la historia.

Emma (Portman) es una estudiante de medicina avanzada haciendo su residencia . En general, le cuesta un poco abrirse a las relaciones, en palabras de su hermana, "hace todo lo posible para arruinar a los candidatos perfectos". Bueno, tiene sus temas. Lo cierto es que la etapa en la que está de su profesión no le deja mucho espacio para vida social. Vive con tres amigos y colegas que están en la misma circunstancia, tratar de recibirse en el tiempo estipulado. Esto hace que Emma no quiera comprometerse con alguna relación amorosa. Su energía está toda puesta al servicio de su carrera...Pero, como a cualquier chica de su edad, le pasan cosas con su cuerpo. En su camino aparecerá Adam (Ashton Kutcher), quien estuvo junto a ella hace muchos años y con quien comparte una fría amistad. Se ven cada tanto, accidentalmente, hasta que una noche, Adam, deprimido porque su padre (Kevin Kline) comienza una relación con su ex-novia, se pasa de raya con la bebida y termina en el departamento de Emma. A partir de ese momento, los dos descubrirán que se desean mutuamente y llevarán a cabo acciones para canalizar tanta necesidad. Establecen reglas para evitar enamorarse y se disponen a vivir el desenfreno de su pasión.

El tema que se plantea, es, como en muchas clásicas comedias románticas, la amistad entre el hombre y la mujer. Aquí, con una apuesta superior: se puede tener sexo sin involucrarse afectivamente con la otra persona? Es posible mantener una relación exclusivamente en el terreno del cuerpo, negando la conexión más costosa, que es la del corazón?. Otra vez, correcto punto de partida, mérito de Reitman, el tema tiene su interés.

Portman se luce, jugando su rol a media máquina, tiene química con Ashton Kutcher y se nota, los dos se divierten y se complementan de memoria. Después de haberlo visto a Kutcher sufriendo con Katherine Heigl en "Killers", esta parece ser su pareja natural. Claro, el momento de la actriz que lo acompaña es fabuloso y eso lo ayuda a dar lo mejor de su escaso repertorio. Sus limitaciones son más que evidentes, pero encuadrado como está aquí, cumple su rol sin fisuras y el espectador compra su aspecto de chico bueno enamorado al segundo fotograma (aquel que repite película a película y que ya conocemos). Si hay que decir, no es un gran guión ni mucho menos. La historia es discreta y de no estar protagonizada por Natalie Portman, seguramente sería un fracaso. Hay lugares comunes, secundarios simpáticos y buena música. Nada del otro mundo.

Pero ella está.

"No strings attached" es entonces una película aceptable, menor y amigable que funciona como una pausa entre tanta intensidad ofrecida por los films que han sido nominados al Oscar y que pueblan nuestra cartelera. Es de las cintas que esbozamos una tibia sonrisa cuando las vemos y que son mejor disfrutadas, en buena compañía. No hay misterios y tampoco vuelo de altitud. Es un producto digno, sin sorpresas, pero se deja ver.

Sirve, indudablemente, para conocer a la actriz que dominará la taquilla durante los próximos años, la maravillosa Natalie Portman. Ella sola justifica ya el precio de la entrada.

Buena alternativa en cartera.